Oyuki

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Ataru y Lum entraron por las gigantes puertas de la sala de juntas donde se llevaba a cabo la asamblea, los asistentes se pusieron de pie reverenciando a los recién llegados.

-Apreciables miembros de la asamblea general- anunció Uno- la princesa Lum y su consorte el terrícola Ataru Moroboshi.

Ataru, nada acostumbrado a los rituales nobles se mantuvo atento con el rabillo del ojo a las reacciones de Lum para así imitarla, maldiciéndose internamente por no haberle preguntado antes cómo debía responder ante tantas reverencias  y atenciones que lo hacían sentir incómodo.

Lum, notando el nerviosismo de Ataru lo tomó de la mano firmemente de una manera en que pareciera un gesto natural entre marido y mujer tratando de comunicarle con aquella presión que debía mantenerse erguido, pausado y recibir con naturalidad aunque no con amabilidad las reverencias de los demás.

Uno les indicó el camino para llegar a sus asientos  que se encontraban en uno de los extremos de la larga mesa, reconociendo que en el extremo contrario que se encontraba contiguo a la puerta principal se posicionaban dos sillas también, una de tamaño descomunal seguramente para el padre de Lum y otra de tamaño estándar como las de ellos.

-Honorables damas y caballeros- anunció Uno- es momento de recibir al Rey Oki, les ruego que se pongan de pie.

Por la puerta principal apareció el padre de Lum que insólitamente, parecía aún más grande envuelto en un traje dorado que hasta a un Ataru ignorante sobre telas le pareció finísimo, piedras preciosas adornaban los múltiples anillos que usaba en su mano y para asombro de Ataru, llevaba puesta una enorme y bellísima corona que parecía elaborada por un millón de manos diminutas de acuerdo a los detalles que se podían admirar en ella.

Todos los asistentes incluidos Lum y Ataru reverenciaron al rey que recibió en silencio el respeto otorgado por la asamblea mientras orgulloso levantaba la barbilla haciendo notar aún más la diferencia en alturas con el resto de los participantes intentando dar el mensaje de manera clara.

Detrás de él, Rei, la madre de Ran, dos hombres más que no parecían onis y ¿Benten? siguieron al rey formando una herradura a su alrededor mientras este tomaba asiento y ellos quedaron de pie a sus espaldas de manera firme.

-Les agradezco profundamente su presencia a esta asamblea urgente, como lo ha explicado nuestro consejero de seguridad, estamos ante una probable amenaza contra el imperio, contra nuestro honor y contra todo por lo que hemos luchado.

Varias voces asintiendo y reafirmando lo dicho por el rey hasta que este alzó la mano silenciando a los miembros.

-El día de hoy, un equipo de mercenarios entraron a atacar a mi familia, a mis cuñados que son héroes intergalácticos de tres estrellas , a su hijo quien apenas es un infante y a mis amados hijos Lum y Ataru.

El estómago de Ataru dio un vuelco y si hubiera podido abrir la boca asombrado lo hubiera hecho, una cosa es que continuamente lo presentaran como el "consorte" de Lum, pero su suegro llamándolo hijo frente a probablemente los seres más poderosos e influyentes  del universo era...indescriptible.

-Nuestros enemigos deben saber que no perdonamos, por ello, detrás de mi se encuentran los capitanes generales de los principales sistemas aliados que han accedido a colaborar con nosotros para encontrar a los encargados de estos atentados.

-Ustedes lo conocen ya, nuestro Rei, capitan general de Oniboshi

Rei dio un paso adelante y desde luego, sin mostrar ningún rasgo de emocionalidad, se inclinó recibiendo los aplausos y vítores de los presentes.

- Nuestros más grandes amigos por más de cien eones, representando a Uru, capitana general Yun.

La madre de Ran avanzando un paso con rostro de pocos amigos y dando un rápido cabezazo que poco parecía respetuoso.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora