Conflicto familiar

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Ten despertó agitado como era ya costumbre, después de una pesadilla que contenía los elementos abstractos de su padre mutilado y  su madre deforme, siempre con formas tétricas, a veces con joroba y rostro desfigurado, en ocasiones simplemente irreconocible. Otro elemento repetitivo era el fuego, soñándolo en ocasiones  que este quemaba a sus padres que entre gritos le pedían ayuda y en otras ocasiones mucho más aterradoras, era él aquel que lanzaba de su boca el fuego que acababa con sus vidas.

Con pánico, comenzó a buscar con sus manos entre sus sábanas, comprobando que en esta ocasión, no se había meado en la cama; suspiró con cansancio mientras se pasaba una pequeña mano por la cara, limpiando las gotas de sudor presentes. Ten ahora dormía en una habitación solo por recomendación de su terapeuta, sin embargo, ella en ocasiones se quedaba a dormir en el sofá junto a su pequeña cama, sobre todo en aquellas rachas en las que los terrores nocturnos le hacían gritar a veces toda la noche.

La terapeuta, después de consultarlo con algunos colegas, comenzó a darle al niño unos ligeros ansiolíticos especializados para infantes, esto después de comprobar que el acompañamiento no era suficiente para mantener a raya el dolor agonizante de Ten que a veces era tan incontrolable que ni siquiera con ayuda de Ataru se podía  sostener, obligando a Lum a inyectarle algún tranquilizante de emergencia oni.

-Azumi- habló Ten aún con la voz ronca- ¿estás aquí?

-Ten chan- se acercó la mujer que despertó de golpe, levantándose del sillón- ¿estás bien?

-Al menos no me he orinado esta vez- dijo fastidiado

-¿Otra vez los sueños?

-Sí- murmuró mientras volaba fuera de la cama- no me hagas repetirlos ahora por favor

Azumi tomó nota mental de ello, añadiendo un recordatorio a su enorme lista de pendientes dentro del plan terapéutico; en realidad, sus labores nunca estuvieron destinadas a pasar el tiempo completo con un niño, sino que se limitaba a las sesiones de juego y de trabajo clínico, no obstante, este era un encargo de su reina, además de que al leer el informe sintió una enorme necesidad por ayudar al pequeño.

-Ten chan, recuerda que hoy tenemos el día especial de familia, hay que comenzar por asearnos.

La terapeuta, había explicado a todos los miembros de la familia real que era importante que el niño tuviera más interacciones "normales" con toda su familia, especialmente porque los síntomas del trauma empezaban a demostrarse en un aislamiento preocupante, mutismo selectivo y signos de depresión que la tenían en constante alerta; a veces no lograba que Ten se interesara por nada, había dejado de usar sus poderes de fuego por completo y tampoco visitaba ya a su padre.

En palabras comunes, Ten se estaba apagando ante los ojos de Azumi, que comprendía que el resto de los habitantes del palacio tenían urgencias que atender pero no por ello sentía menor molestia, sobre todo, dirigida a los verdaderamente adultos, pues reconocía a los tutores del niño como aún unos jóvenes que intentaban suplir aquello que nunca fue responsabilidad suya.

-No creo que eso salga bien- susurró inexpresivo el niño mientras entraba al baño, siendo observado por la mujer que lo dejaba solo para pedir el desayuno a la habitación.

Ambos desayunaron en silencio, Azumi con el pequeño éxito ganado de conseguir que el pequeño comiera sin rechistar, esto era más fácil cuando se le ofrecían chucherías, y si bien, esto podría ser cuestionado por sus compañeros del área de salud, poco sabían de las medidas extremas que había que tomar para mantener con vida a alguien, aún si esto saliera de los paradigmas de lo ortodoxo.

Después de aquello, Azumi intentó seguir con los objetivos del día consiguiéndolo a medias, si bien, Ten sí había colaborado en las manualidades que ella había preparado y charlaba con normalidad, era evidente que estaba evitando los temas profundos, sustituyéndolo pos elementos cotidianos; esto sería aceptable en algunas sesiones, sin emargo, el niño llevaba ya demasiado tiempo en un bloqueo emocional.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora