Capítulo 15

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Peter: Hmm... Vick, ¿puedes dejar a Can en casa? Gastón y yo tenemos que irnos.

Cande: No hace falta Pitt, iré contigo

Peter Hmm.. No hay problema. ¿Estáis segura?

Cande: Si

Peter: Nos vemos entonces - Le di un abrazo a Vico y Gastón.

Cande: Adiós mis amores - les dio un beso en la mejilla a cada uno y nos fuimos.

Peter: ¿Por qué demonios te quieres ir ahora?

Cande: Esta noche salgo con él.-dijo fon una larga sonrisa.

Peter: Que bien, voy a recoger a Lali al teatro.

Cande: ¿Qué? - Dejó de caminar y me miró.

Peter: Es que la voy a pasar a buscar.

Cande: Juan Pedro, estás jugando con fuego. Tienes una novia...

Peter: Y solo es mi hermana - La jalé del brazo para que pudiéramos caminar de nuevo - ¿Y recuerdas que te prometí que no me quedaría más con ella?

Cande: ¿Y quién dice que te creo?

Peter: Deberías - Activé la alarma del coche y le abrí la puerta.

Cande: Abrirme la puerta del coche no servirá de nada, cariño - Se subió.

Peter: Siempre lo he hecho, Can. No te lo inventes, por favor - Cerré la puerta y rodeé el coche.

Cande: ¿Por qué no me dejas? - sonrió ella.

Peter: Pues coge un taxi - le devolví la sonrisa.

Cande: vale, ya me callo.

Dejé a Cande en su casa y luego me dirigí al teatro. Lali estaba apoyada contra la pared hablando -por lo que pude ver- con Agustín. Lo miré y me pregunté por qué no tomaba un aventón con él. A veces realmente no entendía a Lali. Cuando llegué, toqué bocina y vi que unas chicas señalaban mi auto. Ella miró el coche, le dio un beso en la mejilla y se dirigió hacia a mi auto, Subió al coche y murmuró "Hola".

Petee: En absoluto, Mariana, siempre es un placer hacer de chófer - dije nada más salir del teatro.

Lali: Ah, gracias - me miró y me dedicó una sonrisa amarilla.

Peter - ¿Qué ha pasado?

Lali: Nada - acercó la cabeza a la ventanilla y se quedó mirando hacia fuera.

Peter: ¿De verdad? No pareces muy amable. Ni siquiera has sido grosera.

Lali: Olvídalo, es cosa mía - me miró y sonrió.

Peter: ¿No quieres hablarlo? - Ella se rió y volvió a mirar por la ventana.

Lali: No, gracias.

Se quedó callada y yo volví a lo que estaba haciendo.

Peter: MIERDA - pegué un fuerte golpe con las manos en el volante.

Lali: ¿Qué pasa?

Peter: Hoy, cuando estaba en el centro comercial, no sabía por qué, me he acordado de Rochi, y ahora me he acordado de que el viernes cumplimos cuatro años de novios.

Lali: ¿Te has olvidado? - Me miró.

Peter: No, yo... No me voy a pelear con vos.

Lali: ¿Por qué no vas al centro comercial y compras algo? Es muy sencillo.

Peter: No sé qué comprar, Lali. Y además no voy a tener tiempo en lo que queda de semana.

Lali: Entonces vamos al centro comercial. Yo te ayudaré - dijo ella, sonando segura de lo que acababa de decir.

Peter: ¿De verdad?

Lali: Sí, vamos.

Dudé un poco pero acabé doblando la esquina y volviendo al centro comercial. Cuando pasamos por delante de la perfumería, Lali y yo entramos, ella miraba unos y yo otros. De vez en cuando le enseñaba uno o dos tenues, pero ella apartaba la cabeza. O porque el perfume era demasiado dulce, o porque el frasco era feo. Las mujeres... ¿Quién las entiende? Al final, compré un perfume y ella me arrastró a una tienda de ropa.

Lali: ¿Ese? - Me lo enseñó.

Peter: No - Negué con la cabeza.

Lali: Qué aburrido eres, Peter. Hmm... Este - Cogió otro.

Peter: Te sienta bien a los ojos.

Lali: Ah, ¿tú crees? - Sonrió.

Peter: Ejem... Pruébatelo.

Lali: Vale - Ella se rió y se metió en el armario.

Al cabo de unos cinco minutos salió. Se había soltado el pelo, y los mechones ondulados caían sobre su vestido rojo de tirantes. La miré a los ojos, y destacaban, demasiado hermosos. La medí de arriba abajo, miré de cerca sus curvas y casi se me caía la saliva. Unos segundos después, carraspeó y sonrió.

Lali: ¿Qué te parece?

Peter: Estás... preciosa - dije finalmente.

Lali: Gracias - sonrió.

Cuando miré a mi alrededor, vi que algunas personas miraban a Lali y comentaban lo guapa que estaba. Allí había uno o dos hombres que la estaban mirando de una manera que hasta a mí me daba asco. Me levanté del sofá y me acerqué a ella, tapándola para que nadie más pudiera verla.

Peter: Yo ya he elegido el de Rochi. Puedes cambiarte para que nos vayamos pronto?

Lali: Claro, Peter - Se rió y se dio la vuelta.

En cuanto se dio la vuelta, mis ojos bajaron hasta su culo y... ¡DIOS MÍO, PETER! Es tu hermana. Basta ya de pensamientos pervertidos. Poco después, salió de allí cambiada y con el pelo recogido. Cuando fuimos a pagar, dejó el vestido que llevaba en el sofá y yo cogí el que me había enseñado para dárselo a Rochi. Cogí el vestido que le había quedado perfecto y le pedí a la cajera que envolviera los dos como regalo, pero por separado.

Lali: Voy a por un helado mientras terminas ahí, ¿vale?

Pedro: Vale, nos vemos delante.

Lali: Vale.

Y se fue. ¿Cómo podía ser tan perfecta y a la vez tan llena de defectos? Terminé de pagar y la esperé delante de la tienda. Pronto llegó con un helado en cada mano. Me dio el mío y nos fuimos. Charlamos un rato y luego fuimos al coche. No le había dado el vestido desde entonces. Cuando entramos en el coche, metí la llave pero no arranqué.

Lali: ¿Hay algún problema?

Peter: Toma - cogí la bolsa que contenía su vestido y se la entregué - Por ayudarme hoy.

Lali: No hacía falta - sonrió y cogió la bolsa - Pero gracias.

Entonces me miró a los ojos, y por primera vez vi a una Mariana diferente. Le puse la mano en la mejilla y cerró los ojos. Puso su mano sobre la mía y la llevó a sus labios, donde nos besamos. Acerqué mi cara a la suya y ella abrió los ojos. Me aparté un poco y ella asintió. Miré sus labios y ella susurró "bésame". Le puse la mano en la nuca y apreté los labios contra los suyos.

Sabía, sabía más que nada que estaba mal, pero tenía que hacerlo. Aunque no estaba tan mal, porque todo el mundo ha estado alguna vez con alguien de su propia familia. No necesariamente una hermana o un hermano, sino una prima. No quería besarla en un arrebato desesperado como la primera vez. Después de sellar nuestros labios, vi que ella se abría paso, e invadí su boca con mi lengua.

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