Capítulo 36

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PETER

Peter: Te juro que todavía voy a matarla, Can. Yo juro.

Cande: No juras nada. Tampoco merece la muerte.

Peter: Cuando llegué a casa y no la vi ni a ella ni a Manuela, casi lo rompo todo.

Cande: Peter, CALMA, ¿vale? A veces sólo quiere ser amiga de Manu.

Peter: Ella nunca será amiga de Manuela, yo no...

Cande: Pitt, no puedes no permitir eso.

Peter: Claro que puedo, ella es mi hermana.

Cande: Y también es de Lali y Dani. Y tú no eres su padre.

Peter: Antes lo fuera. De esta manera podría prohibirle legalmente que se acercara a ella.

Cande: Tu hermana podría estar cambiando, Pitt.

Peter: Ella nunca cambiará, Candela.

Cande: No lo sabes. Y basta de esta charla.

Peter: Uh, lo siento mamá. Pero sólo puedo decir una cosa: el hombre que la hará cambiar está por nacer.

Cande: Quién sabe, tal vez ya nació.

Peter: Ella nunca lo sabrá debido a sus miles de amantes.

Cande: Peter, cállate la lengua. Y listo, se acabó el asunto.

Peter: Ok, ¿y dónde está la Gastón?

Cande: Debe estar llorando por los rincones, pensando que algún día si tu hermana volverá con él.

Peter: Parece que nunca saldrá de esto, por amor.

Cande: Ah, déjalo. Él sabe muy bien que a ella no le gusta y sigue insistiendo, así que lo deja sufrir - se encogió de hombros.

Peter: ¡Qué gran amiga eres! Escucha, ¿vamos a casa?

Cande: Mira, lindo, yo sufro por Victorio y aun así no lloro por los rincones. Pero sólo iré a tu casa si estamos solos en tu habitación - me guiñó un ojo y se rió.

Peter: Sí, no te emociones. Estoy comprometido.

Cande: Ok, me conformo con un masaje – nos reímos – ¿Pero qué es?

Peter: Cuando lleguemos te lo mostraré.

Cande: Claro - me levanté y yo hice lo mismo.

Todo con Cande fue muy divertido. Durante el camino a mi casa, fue aún más divertido. Podría ser divertida y estúpida al mismo tiempo. Cuando llegamos a casa, Lali ya estaba allí. Tenía la mala costumbre de llegar antes que los demás, algo que casi nunca hacía. Pero cuando pasé por su auto, noté que ella todavía estaba dentro. Ignoré el hecho y entré a la casa. Manuela al ver a Cande salió corriendo a abrazarla. Ella amaba a todos mis amigos, a diferencia de Lali. Pero, después de abrazarla, volvió a su asiento.

Peter: Oye, ¿no le vas a dar un abrazo pela, mi princesa?

Manuela: No – negó con la cabeza.

La miré y me pareció extraño. Cande hizo lo mismo, eso no era natural en ella. De fondo se escuchó la voz de Lali riéndose, parecía estar en su celular, pero cuando entró a la casa lo apagó. Manuela se levantó desesperada del sofá y se dirigió hacia ella, que pasó por delante de Cande y de mí.

Manuela: Nenaaaaa - la abrazó.

Lali: ¿Cómo estás mi angelito?

Manuela: Muy bien. - Se iluminaron los ojos.

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