Capítulo 52

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Cuando la acerqué hacia mí, escuché un grito bajo y luego reinó el silencio. La respiración normal dio paso a una respiración frenética. Cuando la miré a los ojos con la intención de mirarla, vi que no iba a ser posible. Tenía los ojos cerrados y además de respirar como estaba, había una sonrisa en sus labios. La deseaba tanto que ni siquiera sabía cómo explicarlo. Cerré los ojos y la besé. Pronto sentí sus brazos alrededor de mi cuello. Había pasado un tiempo desde que sentí el sabor de sus labios. Mientras estábamos allí, recordé todas las veces que nos habíamos besado. Y el cambio y evolución que tuvimos con cada uno de ellos. Al principio sintió que sus besos eran pura lujuria, incluso cuando eran tranquilos, estaban llenos de su lujuria. Pero en ese momento no fue así. No fue un beso con la intención de que pudiéramos tener algo más. Pero el recuerdo de nosotros dos la primera vez que nos besamos se quedó en mi cabeza, y cuando me di cuenta ya estaba quitando cosas de la cama y dejandola sobre ella, sin soltar nuestros labios. Nos quedamos sin aire poco después y no abrí los ojos por miedo a mirarla.

Lali: Peter... - me llamó, con voz ronca, haciéndome abrir los ojos.

Pedro: ¿Qué? - La miré y ella tomó mi mano.

Lali: Tócame – Dijo entrelazando tus dedos con los míos.

Se me puso la piel de gallina cuando escuché esa petición. La miré por un rato y luego solté nuestras manos. Mi corazón se aceleró cuando la vi allí, toda entregada, clamando por mis caricias. Le quité la blusa y al mismo tiempo le desabroché el sujetador, tirándolos en algún rincón de la habitación. Miré esos pechos perfectos y me mordí el labio. Puse mis manos sobre ellos y comencé a masajearlos, mientras con mi boca me aseguraba de que no se escucharan sus gemidos. Besé su cuello y cuando llegué a sus senos, tomé uno y masajeé el otro con la mano. ¡Esa mujer era perfecta! Saqué la otra mano de su pecho y alterné la succión entre uno y otro. Bajé un poco mi cuerpo y mi amiguito quedó en contacto con su intimidad, por encima de su pantalón, lo que hizo que sus gemidos se hicieran más fuertes. Me quitó la blusa y la gorra que llevaba, lo que me emocionó mucho más, porque me hizo darme cuenta de que ella, tanto como yo, quería eso. Dejé de chuparle los pechos y volví a subir a su boca. Con mis manos, que no estaban ocupadas, abrí el botón y el cierre de su pantalón y se los quité, tirándolos, haciendo lo mismo con mis shorts. La rocé en su intimidad, lo que hizo que me rascara la nuca en señal de satisfacción. Puse mi mano dentro de sus bragas y las sentí extremadamente mojada y se las quité. Empecé a acariciar su clítoris con mis dedos y ella ya no podía ni besarme por sus gemidos. De vez en cuando soltaba un "Peter" en voz baja y luego un "Más". Lentamente penetré 2 dedos dentro de ella, y en ese momento, ella comenzó a retorcerse en la cama. Y qué satisfecho me dejó eso. Llegué al punto en que ya no podía torturarla más. Que aunque ella estaba ahí para que yo hiciera lo que quisiera hacer, ya no podía verla de otra manera que no fuera completándolo. Y en ese momento sentí que Pedro, hermano y Mariana, hermana, ya no existían. Pero había hombre y mujere. Con sus necesidades totalmente atendidas. Pero además de hacer todo lo que no deberíamos, siempre habría alguién que nos impediría terminarlo. Y la persona... siempre era la misma. Cuando estaba a punto de penetrarla con mi amiguito...

Manuela: nena? - Entró a la habitación, y me bajé de Lali y cubrí al dicho-cuyo con una almohada.

Lali: Manu, duérmete – intentó taparse con la almohada.

Manuela: ¿qué estás haciendo?

Lali: Pela está ayudando a Nena a decorar algo para el teatro.

Manuela: ah si. ¿Y por qué están desnudos? ¿Tienes calor?

Peter: Disculpe – La miré y entré al baño.

Lali: ¿Qué pasó?

Manuela: Te escuché gritar y quise saber qué era.

Lali: No es nada mi amor. No te preocupes. Ve a dormir ve. Lali tiene que terminar de hacer esto. Pero escucha, esto es un secreto, ¿vale?

Manuela: Si? - La escuché preguntar.

Lali: Sí, nadie puede saberlo. Es... es una sorpresa para mamá.

Manuela: ah si.

Lali: Entonces ve para allá, ve. Buenas noches.

Manuela: Adiós - Escuché el sonido de la puerta cerrándose.

Lali: Ya puedes irte.

Peter: Lali... - Salí del baño - No me hagas esto - Me di la vuelta, mientras ella se ponía las bragas y yo me ponía un short.

Lali: ¿Qué hice? - preguntó, apoyándose en la puerta, solo en bragas.

Peter: Ya estoy en una situación horrible, y tú sigues así – me giré señalándola.

Lali: Estoy en mi cuarto – se rió.

Peter: Creo que será mejor que me vaya a dormir.

Lali: Ah – parecía decepcionada –, está bien.

Peter: Bueno – recogí mi camisa y mi gorra que estaban en el suelo – fue un placer ayudarte – literalmente.

Lali: Aunque lo de "masturbarse a Johanna" no estaba en el guión, ¿no? - se rió, lo que me hizo sentir avergonzado - Buenas noches, hermanito.

Peter: Buenas noches, Lali – Salí de la habitación deseando que se abriera un agujero en el piso y pudiera entrar.

¿Qué me estaba haciendo, Señor?

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