Capítulo 17

59 8 2
                                        


LALI

Los días pasaron más rápido de lo que quería. Encontré dos fotos de mi hermana en mi armario y las puse sobre mi escritorio.

Antes de que me diera cuenta, había terminado un mes y empezaba otro. Y no, ese beso con Peter nunca salió de mi mente. Intenté olvidarlo, pero era inevitable. Abría los ojos por la mañana y lo primero que me venía a la mente era la forma en que me miraba mientras se apartaba de mi cara. Parecía que su perfume estaba impregnado en cada rincón de esta maldita casa. Si iba a la cocina podía oler su perfume, si iba al baño, al salón, al pasillo, al garaje, al lavadero... Fuera donde fuera, Peter estaba allí, presente.
Intenté olvidar. Intenté salir más con Maximo, Vico, pero no podía hacerlo. Incluso pensé en salir con alguien que no fueran ellos dos, pero me di cuenta de que Maxi ya era demasiado cornudo, y yo no necesitaba eso.
Confieso que después del beso empecé a ignorar a Peter. Pero era instinto, no había manera. Algo parecía retenerme. Y por mucho que quisiera volver a sus brazos y besarle sin parar, sabía que no podía, por eso le evitaba.

Jaime: ¿No te diste cuenta?

Lali: ¿De qué?

Jaime: De Pedro.

Lali: ¿Qué pasa con él?

Jaime: Por Dios, Johanna, está loco por ti - miré a Agus, que se reía por lo bajo.

Lali: No, Fernando, claro que no - dije conteniendo la risa.

Jasón: Claro que sí... Agus, ¿quieres parar, por favor?

Agustín: Lo siento. Te juro que no lo volveré a hacer.

Mariano: Venga, Agus, coopera.

Agustín: Perdón - contuvo la risa y miró su libro.

Ese mismo día, cuando llegué a casa -ya con mi coche- sabía perfectamente que los días no serían tan rutinarios. Al día siguiente era el cumpleaños de Manuela, y mi casa estaba hecha un desastre. No es que la fiesta se fuera a celebrar allí, pero mi madre nunca la había dejado en semejante estado.

Después de lo que había pasado con Peter, algo me hizo ser más amable con Manuela. Un día tienes que aceptar las cosas...

Manuela: Lah, ¿me has comprado un regalo? - preguntó con los ojos brillantes.

Lali: Todavía no lo he comprado, Manuela.

Manuela: ¿Por qué me llamas Manuela? Pela me llama Manu - se burló, y me senté en el sofá.

Lali: Vale, Manu - sonrió y se acercó a mí.

Manuela: ¿Puedo sentarme en tu regazo?

No podía reaccionar. Ella nunca me lo había pedido. La miré fijamente, aún sin reaccionar. Sonreí un poco y me di cuenta de que había estado callada demasiado tiempo.

Lali: Cl... Claro - me tendió los brazos y los cogí.

Manuela: me gustas mucho, Lah- me rodeó la cintura con los brazos y acercó su cara a mi cuello.

Lá: yo... - tragué saliva - yo también, Manu.

Su inesperada reacción me dejó totalmente en extase ¿Peter le había dicho que viniera a verme? Claro, ¿qué otra cosa podía ser? Pero esa no era la cuestión. Sino ¿por qué? ¿Por qué le había dicho a Manuela que fuera tan dulce conmigo? ¿Qué ganaría con esto?

Lali: Manu, me voy arriba.

Manuela: vale - se bajó de mi regazo y sonrió - No te olvides de mi regalo, ¿vale?

Lali: Vale - me reí - Oye, ¿está el pela en casa?

Manuela: ¿No está en su habitación?

Lali: Ya veré - sonreí y me dirigí a la habitación de Peter - Pitt....

Mi ADN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora