Capítulo 46

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Manuela: Nena – llegó a la habitación.

Lali: ¿Hola? - La miré.

Manuela: Pela está llorando.

Lali: ¿Cómo es? - Me levanté de un salto y fui a la cocina.

Manuela: está llorando.

Lali: ¿Y por qué? - La recogí.

Manuela: No lo sé – se encogió de hombros.

Lali: ¿Por qué lloras Peter?

Gimena: Sé más sensible Mariana.

Cuando me miró casi solté a Manuela. El hermoso verde esmeralda, que siempre admiré, estaba bañado en lágrimas. Sentí una enorme necesidad de dejar todo y abrazarlo. Coloqué a Manuela con cuidado en el suelo y me acerqué a él. Cogí una silla y me senté frente a él. Tragué fuerte cuando vi que con cada movimiento que hacía, él me miraba.

Lali: ¿Qué pasó? - Puse mi mano encima de la de él.

Peter: Nada - apartó la mano.

Lali: Cuéntame qué pasó, tal vez pueda ayudarte.

Peter: Ya es tarde, Lali, lo que hiciste ya está hecho, ya no tiene sentido.

Lali: ¿De qué estás hablando? - Lo miré asustada.

Peter: sabes de lo que estoy hablando.

Lali: No lo sé, porque yo no hice nada.

Gime: ¿Puedes decirme de qué estás hablando?

¿Cómo se había enterado? No le había dicho nada a nadie excepto a Agustín. ¿Me había seguido? Ay Dios mío.

Lali: Pero yo no hice nada.

Peter: Sabes lo que hiciste. - Se puso de pie.

Lali: Entonces dime qué hice.

Me miró y salió de la cocina, dejándome hablar solo. Miré a mi madre y luego a la puerta.

Gime: ¿Qué pasó?

Lali: Eso es lo que quiero saber. Voy a hablar con él – me levanté.

Gime: Mariana...

Lali: No voy a pelear con él, solo voy a hablar - Fui hacia su habitación - Peter, déjame entrar - Toqué la puerta, la cual estaba cerrada con llave - Peter, ¿quieres decirme? ¿Qué diablos hice?

Peter: YA DIJE QUE SABES LO QUE HICISTE.

Lali: ¡SI LO SABÍA NO TE PREGUNTARÍA, MIERDA! - Grité en el mismo tono y él abrió la puerta, empujándome hacia adentro.

Peter: Eres una serpiente. Una falsa.

Lali: Ok, ya estoy cansada de escuchar eso. ¿Pero cómo llegaste a esta conclusión?

Peter: Te ganaste a Manuela solo para hacerme sentir mal, y ahora que te está molestando quieres tirármela otra vez, ¿no?

Lali: Oh... oh - Puse mi mano en mi pecho y sentí que mis piernas temblaban - ¿Es eso?

Peter: ¿Quieres más que eso?

Lali: Ella no me molesta, Peter. Ella me gusta.

Peter: Ni siquiera te gustas a ti misma, Lali.

Lali: Me gusta. Y me gustas. Es sólo que nosotros... no nos entendemos.

Peter: No quiero llevarme bien contigo, hermana mía. Si pudiera elegir, sería fantástico que no existieras.

Lali: Ejem – Me mordí el labio.

Mi corazón ya no latía tan fuerte, sentía un latido cada 15 segundos. Tenía la garganta seca y no tuve otra reacción que salir de la habitación, una vez más el hechizo se volvía contra el hechicero. Deseé durante años, con todas mis fuerzas, que ninguno de los dos existiera, primero Dani ya no estaba y ahora cuando uno de ellos me dijo lo mismo, me dolió mucho.
Cuando me desperté al día siguiente, recordé que ese sería el día. Decidí dormir un poco más, ya que ese sería el tiempo que me llevaría prepararme. Me levanté media hora más tarde y bajé, todavía en pijama.

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