Capítulo 47

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Peter: Me olvidé de recoger mi c... Mamá, ¿qué pasó? - la miró.

Gime: ¿Qué pasó? - lo miró, con los ojos bañados en lágrimas - Tengo que preguntar qué pasó, Juan Pedro. ¿Qué hicimos para que usaras esto?

Peter: ¿eso qué? - Él rió.

Gime: Deja de ser cínico, Peter. Ya lo descubrí.

Peter: ¿Descubrir qué? - Me miró - ¿De qué está hablando?

Lali: No lo sé. -Lo estaba mirando fijamente.

Gime: NO JUGUES COMO UN IDIOTA - gritó - DROGAS, PETER, ¿QUÉ TIENES EN LA CABEZA?

Peter: Dios mío, ¿de qué estás hablando?

Gime: DEJA DE MENTIRME, PETER. TE DROGAS - gritó y yo comencé a llorar.

Peter: ¿Qué es esto? - recogió el paquete sobre la cama - Eso no es mío. Nunca me metí con las drogas.

Gime: PARA, PARA, BASTA DE MENTIRAS, PETER. SAL DE AQUÍ, SAL DE MI CASA - comenzó a golpearlo y empujarlo.

Lali: BASTA, BASTA, BASTA - Grité sintiendo las lágrimas caer y me acerqué a ellos - ES TODO MÍO - Tomé el paquete que estaba en manos de Peter y que estaba sobre la cama - Es todo mío - Abrí el cajón y tomé el último paquete.

Después de lo que dije, no hubo tiempo para nada más. Oímos el sonido de algo rompiéndose y luego a Manuela llorando. Recordé que la había dejado sola y con un cuchillo encima. Mi madre salió corriendo y yo también, tirando los paquetes al suelo y Peter pronto la siguió. Llegamos a la cocina y el suelo estaba cubierto de sangre y le sangraba la muñeca. Al lado, el plato en el que había colocado las tortitas estaba hecho pedazos. Me tapé la cara con las manos y comencé a llorar más. Peter fue al baño y tomó una toalla, y cuando fue a enrollarla en la muñeca de Manuela, mi madre la jaló tomándola en su regazo y la toalla en la mano de Peter.

Gime: No toques a mi hija, su drogado.

Lali: Lo siento – Le dije a mi madre – No debí dejarla sola.

Gime: Ya está, Mariana– dijo alto y grueso saliendo de la cocina.

Me apoyé contra la pared y lloré más. Todo fue un caos. Las drogas, Manuela... nada serviría ese día. Peter fue tras mi madre, pero ella le dijo que volviera a casa y no quería que la tocara. Fui a mí habitación y me encontré cara a cara con él.

Lali: Perdóname. Por favor.

Peter: ¿Qué hiciste, Mariana? - Preguntó acercándose a mí.

Lali: Te odié. Por todo lo que me dijiste, me hiciste. Dejé que mi odio me cegara.

Peter: Nada de lo que he hecho es peor que lo que acabas de hacer tú.

Lali: Perdóname. - Sentí que no tenía control sobre mi cuerpo, ni sobre mis lágrimas.

Peter: Mariana – me tomó de los brazos - Acabas de acabar con mi vida.

Lali: Lo siento. Sé que todo lo que hice estuvo mal, pero por el amor de Dios, perdóname.

Peter: ¿Por qué debería perdonarte?

Lali: Por favor – Sentí que me flaqueaban las piernas y apenas me salía la voz.

Peter: Deja de actuar, Mariana. No lo lograrás.

Lali: Yo... - Sentí que mi visión se nublaba y mi cabeza sentía como si tuviera algún tipo de presión, y lo último que vi fueron sus ojos.

Olí un olor fuerte y abrí los ojos. La luz que invadió la casa me hizo volver a cerrarlos.

Peter: ¿está todo bien?

Lali: Sí... Pitt, déjame hablar.

Peter: No te vas a desmayar otra vez, ¿verdad?

Lali: Sólo déjame hablar – Me senté en el sofá.

Peter: Habla. - Dijo levantandose y alejandose de mí.

Lali: Todo empezó en el cumpleaños de Manuela – Miré al suelo sin valor para enfrentarlo – Me humillaste, Peter. Está bien que estuve con Agustín, pero en todos los sentidos fue humillante.

Peter: ¿por eso? ¿Solo por eso?

Lali: No fue contigo, Peter.

Peter: Sigue. - Ignoró lo que había dicho.

Lali: Sentí odio. Quería que murieras. Entonces tuve la idea de vengarme y la empecé después de las vacaciones. Nada explica el odio que sentí hacia ti cuando te vi allí – respiré hondo – Cuando regresamos comencé todo. Mi intención era hacerte sufrir. Y luego puse a nuestros padres en tu contra, haciéndome parecer la víctima todo el tiempo. Y luego pasé a la segunda parte, que era alejar a Manuela de ti.

Peter: Lo lograste. Y mírame cuando hablas.

Lali: Al principio – levanté la cabeza mirándolo – No quería encariñarme, ni me gustaba. Pero ella es encantadora. Le pedí que te ignorara, rompí ese hechizo de superhéroe que tenía sobre ti. La desilusioné y ella se encariñó conmigo y yo me encariñé con ella. Empecé a apegarme a todo y a todos, incluso a ti. Pero mi odio me cegó. Y finalmente tuve la idea de las drogas.

Peter: Te creo. Dijiste mirándome a los ojos. Y no eres lo suficientemente actriz como para mentir mirándome a los ojos. Pero Lali, fue muy grave lo que hiciste.

Lali: Lo sé - Me levanté -, lo sé - Me acerqué a él - Y me arrepiento - Le tomé la mano - Porque lo siento, te ruego que me perdones.

Peter: ¿Qué beneficio te traería eso?

Lali: Necesitaba venganza. Perdóname, por favor – Sentí que el nudo en mi garganta regresaba.

Peter: Aún no puedo tomar ninguna decisión, Lali, no sé qué pasará.

Lali: Por favor necesito que me perdones – él guardó silencio y yo necesitaba que me perdonara. Sentí las lágrimas caer y me arrodillé frente a él - Por favor.

Peter: Lali, levántate – me tomó de los brazos tratando de hacerme levantar – Lali, basta.

Lali: Dime que me perdonas.

Peter: Te disculpo, Lali, pero levántate.

Lali: Por favor – repetí, sin sentirme firme en la voz.

Peter: Te perdono, Lali – tirandome fuerte y haciéndome parar.
Cuando me levanté, lo abracé con fuerza, llorando con la cabeza hundida en su cuello. Sentí su mano en mi cabello y lloré más intensamente. Me arrepentí de todo en ese momento. Principalmente porque un día lo desprecié. Levanté la cara y me encontré cara a cara con él. Nuestros ojos estaban enfocados el uno en el otro. Sentí que mi corazón se aceleraba, pero al mismo tiempo mi conciencia me decía que no podía.

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