Capítulo 37

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Peter: ¿Puedes explicarme cuál es este trato con Nena y angelito?

Lali: Espera – me miró quitándose las gafas -, ¿crees que mi habitación es la casa de mamá Joana? Entra cuando quieras, no pidas permiso. Esta es mi habitación, no la tuya – se puso de pie.

Peter: Mariana, estás jugando con fuego.

Lali: Juan Pedro, no sé cuál es el tuyo. Estoy aquí, haciendo lo mío y me estás molestando. No te hice nada, ¿vale?

Peter: ¿Qué hiciste con Manuela? ¿Por qué no quiere hablar conmigo?

Lali: Yo no hice nada. Te lo juro, por primera vez te digo la verdad.

Peter: No te creo – Me acerqué a ella.

Lali: No me toques. Si no, te arrepentirás.

Peter: ¿qué vas a hacer? - La tomé del brazo - ¿Eh? - Me reí.

Lali: Déjame ir - jaló su brazo, pero no lo solté - ¿No lo vas a soltar?

Peter: ¿qué vas a hacer? - Repetí la pregunta. Ella se rió y levantó una ceja.

Lali: AAAAAH, AYUDA – empezó a gritar – PETER, LIBERAME. ¡DUELE, AYUDA! MAMÁ - La miré y vi que de sus ojos empezaban a salir lágrimas. En cuanto escuché pasos en el pasillo, la solté y ella se arrojó en la cama - ESTÁS LOCO - Vi lágrimas caer de sus ojos.

Gime: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ? - entró en la habitación desesperada.

Lali: Peter está loco mamá. No hice nada y él entró aquí, empezó a cogerme de los brazos y me arrojó sobre la cama.

Gime: ¿Qué te pasó, Peter? – se sentó en la cama y abrazó a Lali.

Peter: ES MENTIRA. YO NO HICE NADA...

Nico: ¿Qué pasó? - Entró en la habitación.

Peter: Es mentira, papá. Ella está mintiendo, yo no hice nada.

Lali: ¿Y eso es qué? - mostró un brazo que estaba morado.

Peter: YO NO HICE ESO, MARIANA. TU SABES.

Gime: BASTA – secó las lágrimas de Lali – Vete ya a tu habitación, Peter.

Peter: No tengo 10 años, mamá - respondí.

Nico: No le respondas a tu madre. Si tienes 10 o 20 años, sigues siendo su hijo y le debes respeto.

Peter: Me vas a pagar – Le señalé con el dedo a la cara.

Lali: Y todavía me amenaza delante de nuestros padres. Estás enfermo, Peter.

Peter: Voy a quitarte la máscara Lali. Para todos. Para ellos, y en especial para Manuela.

Lali: SAL DE MI HABITACIÓN, MALDICIÓN – gritó.

Peter: Felicitaciones por tu obra. Aplaudí y salí de la habitación.

Fui a la habitación de Manu para ver si se había despertado con los gritos. Y realmente lo fue.

Peter: ¿Cómo estás princesa? - Me senté a su lado en la cama.

Manuela: ¿qué pasó? - preguntó curiosa.

Peter: Nada. Lah se ha lastimado.

Manu: ¿le hiciste algo?

Peter: No, princesa, pela no le hizo nada - le sonríe.

Manuela: Peter – dijo.

Peter: ¿Qué? - La miré.

Manuela: Tu nombre no es pela, es Peter

No podía creer lo que estaba escuchando. Hasta que le dijo a la chica que no me llamara más de pela, ella era capaz. Ni siquiera le dije buenas noches. Me levanté y salí de la habitación.
Quería volver al cuarto de Lali y matarla. No iba a quedarse así. Ella me iba a pagar por absolutamente todo lo que estaba haciendo. Y no tenía idea de por qué estaba sucediendo todo.
Cuando me desperté al día siguiente, el mal humor todavía estaba conmigo. Hice mi higiene matutina y bajé a desayunar. Cuando llegué a la cocina, mi madre le estaba dando el desayuno a Manuela, Lali estaba apoyada junto al frigorífico con su limón bendito en la mano y mi padre leía el periódico.

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