Capítulo 20

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Lali:¿Maxi? ¿Todo bien amor?

Maximo: sí, mi amor. ¿Y con usted?

Lali: Estoy bien. Escucha, lamento llamarte tan tarde, pero hoy acepté la invitación. ¿Vamos a la fiesta de Manuela?

Maximo: ¿qué hora es?

Lali: ¡A las seis creo!

Maximo: Lo siento mi amor, no puedo. ¿Recuerdas que te hablé de mi amigo que vino a visitarme?

Lali: Vaya, eso es verdad.

Maximo: No te enojes, ¿vale?

Lali: No hay problema mi amor. Voy con Agustín. Espera un minuto - Colgué el teléfono cuando vi a dos guardias cerca del faro, cuando me alejé volví a poner el teléfono en mi oreja - Lo siento, casi me ponen una multa. Pero de todos modos, no hay problema.

Máximo: Gracias por entender. Pero la semana que viene vamos a la boda de mi prima, ¿no?

Pensé y pensé. ¿Cual de ellas? Fernanda, Paola, Paulina, Marimar, Rosalinda, Sophia, Ester... ¡THALITA!

Lali: Thalita, ¿no? Oh, sí, por supuesto que lo haremos.

Máximo: Ella misma. Así es, mi amor. Lo siento mucho.

Lali: No hay problema - Puse los ojos en blanco, no aguantaba más que se disculpara - Hasta luego.

Max: ¡Te amo! Un beso.

Lali: Yo también te amo – Apagué el teléfono y me puse a pensar en algo.

¿Realmente lo amaba? Rochi dijo que parecía enamorada. ¿Pero sería exactamente para Máximo? Cuando llegué al centro comercial, Agustín ya me estaba esperando y su cara no era la mejor.

Agustín: Todavía no entiendo por qué me enviaste aquí – puso los ojos en blanco y besé su mejilla.

Lali: Porque prometí comprarle un regalo a Manuela y necesito tu opinión.

Agustín: Compra un juguete, no lo sé. Me hiciste salir corriendo de la casa, ¿sabes? Mi madre incluso preguntó quién había muerto.

Lali: Tu madre me desea la muerte, lo puedo sentir.

Agustín: Nunca – se rió y me abrazó.

Lali: Entonces ¿qué compro? - Pregunté cuando entramos a la tienda.

Agustín: ¿Qué le gusta a ella?

Lali: No lo sé, Agustín. Por eso te pedí que vinieras conmigo. No puedo tardar mucho, todavía tengo que prepararme.

Agus: Hablando de prepararte, ¿cómo te vas?

Lali: Eso es una sorpresa, Agus. Tú verás...

Agus: Dime. Nunca fuiste así. Siempre me lo dijo. Ve, dime.

Lali: No Agustín, ya verás.

Agus: ¿Habrá bebida?

Lali: Déjame explicarte... Es una fiesta de niños.

Agustín: Sí, adelante.

Lali: En una fiesta infantil no se bebe.

Agustín: Claro que sí. Hay que tener al menos un beso en la boca.

Lali: Siempre hay un beso en la boca - Me río del doble sentido, Dani como mi ángel de la guarda debe estar riendo ahora mismo.

Christian: Ok - ignoró lo que dije - ¿Qué tal este? - me mostró un oso panda.

Lali: Que feo, Agus. Tiene que ser algo más delicado... algo así como - miré a mi alrededor y vi un unicornio de peluche - esto.

Agus: Es sorprendente lo rápido que aprendes las cosas.

Lali: Si tuviera tiempo tal vez me quedaría aquí toda la vida eligiendo un regalo. Pero se lo prometí, así que vine a comprarlo. Vámonos – Me dirigí hacia el cajero.

Agus: ¿No me comprarás nada? - Él fingió estar ofendido- Ingrata.

Lo abracé y me reí. No tenía mejor amigo que Agustín. ¡No es lo mismo!
Sí, me había puesto el vestido que me había regalado Peter. Y tenía toda la razón cuando dijo que el vestido me quedaba perfecto. Dejé mi cabello suelto y quedó liso en la parte superior con algunos de los pocos rizos que se me habían formado en las puntas. Llevaba tacones altos que me hacían estar un poco más alta de lo habitual. No es que fuera baja, era un poco... Y los tacones ayudaron mucho. Agustín pasaba a recogerme, porque no estaba bien que yo llegara conduciendo y él en el asiento del copiloto. Oh, claro, mucho menos ir a la fiesta con esa horrible motocicleta suya. Logré convencerlo de que me prestara el auto de su madre. Me sentiría mucho mejor así. Cuando llegó, apenas estaba terminando de ponerme el brillo de labios. Sabía que no necesitaba arreglarme, al fin y al cabo era una fiesta infantil, pero mi ego me lo pidió y yo, por supuesto, obedecí.

Agustín: ¿A dónde vas, perra? - Me besó en la mejilla.

Lali: A donde quieras llevarme – Me reí y le devolví el beso.

Agustín: En serio, Lali. Te ves sexy - me abrió la puerta y entré - Este vestido es nuevo, ¿verdad? - preguntó, ya dentro del auto.

Lali: Ejem. ¿Hermoso, no?

Agus: Hacen que tus ojos se destaquen. Me gustó...

Lali: Gané - presumí.

Agus: ¿De quién?

Lali: La persona estará en la fiesta, si comenta sabrás quién fue, si no, luego te cuento.

Agus: Joder Mariana, ¿qué te pasa? Hoy estás llena de pequeños secretos.

Lali: Me gusta verte así, por eso lo hago.

Agus: Nunca fuiste así.

Nos tomó otros quince minutos llegar a donde estaría la fiesta de Manuela. Cuando llegamos había varias personas con niños y un grito que solo por Dios. Agustín me miró como: ¿seguro que quieres entrar ahí? Dejé escapar un gemido frustrado y asentí, incluso en contra de mi voluntad.
Al entrar al salón, Manuela nos vio y vino corriendo hacia nosotros. O incluso yo, no lo sé. Me abrazó y Agustín me miró sonriendo, por su inocencia. Me incliné hacia ella y la abracé también.

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