Manuela: Pela? ¿viste lo genial que estuvo mi fiesta?Peter: Sí, lo vi, princesa. Fue muy, muy hermoso.
Manuela: ¿Y Lah? ¿Dónde está ella? ¿Como está ella?
Gime: Verdad, hijo. ¿Donde está tu hermana?
Peter: Creo que está arriba con Agustín - Traté de ocultar mi disgusto al hablar de ella.
Gime: ¿Está mejor?
Peter: Para mí, me encogí de hombros.
Nicolás: ¿Qué te pasó, eh?
Peter: ¡Nada, eh!
Manuela: Pela, ¿viste cuántos regalos me dieron?
Peter: no lo vi. ¿Donde estan?
Manuela: ¿adónde están mamá?
Gime: Están en el auto, ¿no Nico?
Nicolás: Sí, lo están. Todos ahí...
Manuela: Pues vamos, pela.
La bajé y ella me arrastró fuera de la casa para recoger los benditos regalos. Y realmente fueron muchos. Me tomó alrededor de tres viajes llevarlos a todos a la casa. Los desenvolvió todos, y con inexplicable alegría me los mostró todos, poco después escuché las voces de Lali y Agus, miré las escaleras y estaban bajando. Miré su brazo y estaba muy rojo. No tenía la huella de mi mano, pero estaba demasiado roja. Si tenía suerte, se volvería violeta. Y esperaba esto desde el fondo de mi corazón. Manuela empezó a levantarse y yo la abracé, dirigiendo mi atención a los presentes. Pasó junto a mí sin decir nada y Agustín solo se despidió de mí y dijo feliz cumpleaños a Manuela, quien tampoco le hizo caso. Se quedaron afuera un rato y luego escuché el sonido del auto de Agustín arrancando y luego regresó Lali, dirigiéndose hacia la cocina. ¡Qué diablos! Le preguntaban por qué tenía el brazo rojo y ella abría esa boca enorme que tiene. Fui a la cocina, claro, tuve que defenderme, y me llevé a Manuela, en mi regazo.
Nicolás: Mariana, ¿por qué tienes el brazo así?
Lali: Hola? - lo miró.
Gime: Es verdad, hija. ¿Qué sucedió? - Se acercó a su brazo y lo miró más de cerca.
Lali: Ah, ¿eso? - Ella me miró, subrepticiamente.
Ah, ese fue Peter quien lo hizo. No sé mamá, se puso toda nerviosa y no sé por qué y me hizo esto, pensé. Pero solo pensé...
Lali: Cuando me desmayé en la fiesta. Creo que me caí sobre el brazo y terminé así.
Peter: ¿QUÉ? - La miré asombrado.
Gime: Ay hija mía, estás mejor, ¿no?
Lali: Lo estoy. Pero por favor, no me hagas volver a ir a una fiesta infantil nunca más, en serio.
Gime: Claro que no, ángel mío – la abrazó y Lali me miró sonriendo.
Lali: Me duele la cabeza – se separó y puso su mano donde le había jalado el cabello.
Gime: ¿También te golpeaste la cabeza?
Lali: Debe haber sido. Todo salió mal hoy...
Nicolás: Te acabas de desmayar, Mariana.
Lali: Pero yo iba a salir con Agustín, papá. Y ahora estoy así - señaló su brazo - y tengo un dolor de cabeza enorme.
Nicolás: No exageres hija mía.
Lali: No es una exageración – me reí. No sabía cómo hacer que sintieran lástima por ella.
Manuela: Lah - La abracé con más fuerza en mi regazo - ¿y mi regalo?
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Mi ADN
Fanfiction(...) Y lo único que nos separaba era el maldito ADN. Por mucho que lo quisiéramos, nuestro ADN era más fuerte que nosotros (...). Peter (...) Habíamos nacido en la familia equivocada. Pero estaba absolutamente convencido de que estábamos hechos el...