—Ya me he disculpado quinientas veces, ¿vale? ¿Qué más quieres, preciosa? —es lo que Rider me dice de nuevo porque no quiero hacerle ni caso en el vagón de los comandos. Ni siquiera sé por qué he venido aquí en cambio de quedarme en la habitación. Quizá era para quitarme ese peso de encima—. Alexia, no entiendo mucho cómo funcionas—eso sí que me hace reír viniendo de alguien como Rider—. Anoche estabas diciéndome que no querías si quiera arriesgaste a ser madre y hace nada estabas a punto de cometer una estupidez—el tono de Rider no es... No es una broma. Es un regaño. Rider me está regañando. Y cuando lo hace me recuerda a Dalton—. ¿Qué pensabas hacer si...?
—Para, te pareces a mi hermano—le digo. Rider no lo hace, así que me veo obligada a seguir hablando. Parece que mi comentario sobre parecerse a Dalton le ha hecho gracia—. No me lo iba a tirar—él entonces alza una ceja—. Tú has hecho cosas peores con más mujeres con las que una persona podría estar en toda su vida. La próxima vez solo pica a la puerta y no me tendrás que... Hazlo, joder—pone una mueca. No sé qué quiere decir con ella.
—Me preocupé por ti—dice Rider, de golpe—, pero si quieres, a la próxima que no obtenga respuesta cuando llame a tu puerta, me dará igual que te estén matando—y eso sonaba a reproche. Dios, Dalton se había reencarnado en Rider.
—¿A dónde mierda quieres que vaya en un tren a trescientos kilómetros por hora?
—¡Yo qué sé! —Rider se lleva una mano a la cabeza, como si le doliera o estuviera muy cansado—. Joder, te juro que llamé a la puerta más de cinco veces. Ya veo que estabais demasiado ocupados como para poder escuchar algo siquiera. Pensaba que te había pasado algo, me preocupé por vosotros, por ti joder, tenemos una soga que nos rodea al cuello y... y me encuentro con eso. Ojalá tuviera vuestra capacidad de olvidarme de toda la mierda—Rider está entre cabreado y escandalizado, no sabría cuál de las dos opciones podía ser la acertada. Me parece hipócrita por su parte. Él se dedica a esto siempre y yo soy la mala por hacerlo—. Oye, me tomo a Julian como un soldado más virgen que cualquier niñato de quince años. Es un soldado de la República y son tradicionales. Esa escena... Esa escena era la última que me esperaba, sinceramente, Alexia, y más cuando anoche me dijiste que podías habértelo tirado y no pudiste—suspira un poco.
—No íbamos a hacerlo, joder, me ha... ¿Qué coño te importa? —Rider entonces me mira cabreado.
—¿Que qué me importa? Joder Alexia, me importa si casi cometes el mayor error de tu vida—definitivamente sí, Dalton tenía el poder de meterse en la mente de Rider. Estaba acostumbrada a que Rider fuese ese compañero de juergas que me alentase a seguir haciendo estupideces. No me esperaba que Rider empezase a actuar como un perro guardián conmigo. No sé qué habría hecho si Kristine llegaba a presentarle una pareja, joder—. Me da igual, Alexia, lo que hagas con Julian o no, pero si lo vais a hacer mal, es mejor no hacer nada. Porque luego la que paga las consecuencias eres tú y no mereces eso—por desgracia Rider tenía razón.
—Me invadió el miedo. Estamos volviendo al Sur—no espero que Rider me entienda y a juzgar por la mirada que me tiende, no lo hace.
—Pero eso... eso no justifica...
—Sabes, Rider—estallo y le corto de golpe—, qué coño vas a saber tú de miedo si tu cara no es la que está por todo el puto país con una cifra escandalosa debajo—Rider rueda los ojos y no me hace demasiado caso entonces.
Estoy dispuesta a irme de allí, pero volver a la habitación con Julian quizá dejaba un ambiente peor del que esperaba. Tenía pensado arreglar con rapidez las burlas de Rider, pero no me esperaba que me metiera una bronca descomunal cuando el mundo se me hace pedazos
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La Marca del Ejército (#LMDLR2)
Ciencia FicciónSEGUNDA PARTE DE LA MUERTE DE LA REVOLUCIÓN. ¿Qué estarías dispuesto a sacrificar por lo que más deseas? Tras la ida al Imperio, Alexia cree encontrar las soluciones a sus problemas al encontrarse con sus hermanos, los cuales viven a salvo en el I...