40. JULIAN

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Hace meses todo me importaba una mierda en relación con los rebeldes.

Yo solo hacía lo que veía conveniente, hacía lo que podía por ser el futuro general del norte de la península Ibérica a partir de un plan perfecto. Un plan que implicaba sacrificios que podía darme la gloria. Se me llegó a proponer ser el heredero de la República del Sur de Europa, aunque claro está que aquello fue solo una esperanza nula. Y ahora, seis meses después, todo eso se ha quedado en un pasado que no quiero repetir. No pienso revivir eso, las decisiones de mierda que tomé y que ahora estoy pagando. Tomé otro camino distinto, sabía qué consecuencias podía tener, pero algo me gritaba en mi interior que la besara en aquella fiesta rebelde. Y todo se quedó atrás.

Me importó una mierda traicionar a todo mi país por ella. Todo mi futuro tan pautado, de repente, dejó de estarlo. Pero merecía la pena vivir en esta incertidumbre.Me enamoré de ella y olvidé con ello todo lo que dejaba atrás si lo hacía.

Lo empezó a ser todo para mí porque empezó a enseñarme la otra cara de la moneda y de la guerra. Alexia nunca me apuntó con una pistola a la cabeza gritándome un discurso rebelde. Ella solamente me contaba sus cosas, su historia, y yo la escuché dándome cuenta de que en sus palabras no había ningún discurso de odio como el que creía. Ha rescatado mi mente del vacío que me habría hecho Charline.

Alexia es la única persona que queda en la República que no me odia, que me quiere y me valora. Le hice daño porque fui un egoísta. Sabía que no se merecía a alguien como yo, y no podía apartarme de ella. Por mucho que yo me lo gritara, había algo dentro de mí que no podía alejarla de mí. Y al final, ella siempre me había querido desde aquel beso. Siempre vino a mí en sus caídas y eso, viniendo de ella, era la más obvia prueba de que me quería. Alexia vio algo en mí que nadie más hizo. Me valoró. Me valora todavía, a pesar de todo.

Todos me odian, salvo Alexia.

Rider tiene motivos de sobra para odiarme porque ordené ese maldito bombardeo que mató a su hermana melliza. Sus palabras siempre son afilados cuchillos en mi contra, cuchillos que me merezco. Careg me odia porque estoy con Alexia, aunque de todos modos, es el que menos demuestra que me odia. Dalton me odia porque cree que llevé a Alexia a propósito al Sur, solo para que la dañaran y la torturasen.

Y nunca le haría eso a Alexia, porque solo fue una cadena de errores.

Astrid me odia simplemente porque Dalton me odia. Seguro que le están haciendo creer a Pete que tengo la culpa de todo, incluso me va a odiar un niño de diez años. Y qué decir de mi padre...

Así que la única persona que me quiere, aunque debería odiarme, es Alexia. No debería ser solo ella, no soy el malo de la historia.

Regresar a Roma es algo que me afecta y eso no puedo ocultarlo. Roma es el lugar donde he crecido y ahora solo veo un pozo de ruinas, problemas y seguramente la mayor fosa común del país. Crecí entre calles llenas de banderas, calles limpias con gente que sonreía, patrullé la ciudad en la Academia sin miedo, sin problemas. Pero esta es la verdad de la guerra: bombas, problemas, enfermedades y el olor a putrefacto. Además, vamos a hacer frente a algo tan cruel como la plaga. Ver eso no será sencillo.

Estar en una ciudad en la guerra puede ser una tumba, son un nido de problemas.

Siempre hay gente que va a librar su propia guerra dentro de una y eso hace que haya pandillas que hacen lo que quieren en las calles de la ciudad. La gobernadora no da señales de vida desde que la plaga cayó sobre la ciudad. Eso solo hace que la gente especule que está muerta y que el gobierno solo mantiene silencio hasta que haya otro líder. Nos mantenemos inquietos. Alexia asegura que si esa cabrona hubiese muerto, le habrían hecho un funeral de estado o habrían decretado el luto nacional. Además, la furia contra el bando liberal se incrementaría. Así que eso nos convence a todos para creer que no está muerta.

La Marca del Ejército (#LMDLR2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora