26. JULIAN

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Abro los ojos.

Me siento muy desorientado y me duele todo el cuerpo. No hay ninguna parte de mí que se libre de este inmenso dolor. Siento que mi espalda está vendada y cuando me muevo noto las pequeñas punzadas... Así que está cosida. Parece que ha sido con cuidado. Huelo las cremas curativas en mis hombros. Hay algo que me está regenerando la piel del hombro derecho, donde descansaba la Marca del Ejército. Veo mi mano derecha sin sangre, limpia en todas partes, y la herida que antes tenía ahora está totalmente curada. La piel sigue rosada, así que picará y escocerá, pero está totalmente cerrada. Ellos me han puesto geles muy fuertes y dolorosos para que cerrase antes de tiempo.

Así que de esto va la cosa, el plan de Charline... Hacer ver a todo el mundo que yo soy la misma escoria que Alexia, que esto es lo que pasa si la traicionas... pero la verdad es que para Charline yo no soy como Alexia. Yo valgo más. Mucho más. Y le importo lo suficiente como para ponerme cremas tan agresivas para curar tan rápido.

Estoy estirado en la cama de mi celda.

Rider está apoyado contra los barrotes de mi celda y mira al techo. Está cantando en voz muy baja una canción que el gobierno prohibió desde el inicio de la República. Una canción por la que podrían darle una paliza, que canta de un pájaro que hará lo que sea por salir de su celda de oro. Canta tan bajito que dudo que le escuchen.

Lo veo con los ojos cerrados. Canta en italiano, la lengua materna de mi madre. Yo no es que la hable demasiado, pero puedo manejarme perfectamente en ella. La canción habla sobre cómo el pájaro matará a todos con tal de ser libre, y aunque muera en el intento, lo habrá intentado y por eso habrá merecido la pena. Veo que repasa algo en el suelo con una mano con moretones.

Rider no parece haber dormido demasiado y yo no sé cuánto tiempo ha pasado. Algunos soldados deambulan entre las celdas, puedo oír como critican la canción de Rider sobre ese maldito pájaro, pero no entran a la celda para castigarle. Solo lo ignoran. Dicen que es un descerebrado, que instó a Alexia a cantar el Bella Ciao y que estaba pidiendo a gritos que le pegaran un tiro. Así que por eso le han dado una paliza, por cantar esa misma canción, también prohibida. No creo que ninguno de los dos sepa que Marion está aquí, infiltrado.

Me incorporo un poco y veo a Rider, que sigue apoyado contra mi celda. La luz me permite ver el morado que cubre todo su pómulo derecho y gran parte de su ojo. Está un poco hinchado. Es un color púrpura que se va deshaciendo poco a poco cada vez que se aleja más de sus pómulos. Tiene una venda que usa como una diadema para mantener su pelo alejado de su rostro, como siempre. Tiene el labio partido, sangre seca debajo de la nariz y de la barbilla. Sus brazos están marcados con ataduras. No está bien. Lo han cosido a palizas.

La celda que queda delante de la Rider es la de Alexia. Allí está todo oscuro y con un silencio ensordecedor. Diviso un par de movimientos, así que por lo menos me alivia ver que ella está viva, pero no muy bien. Debe de estar destrozada. Escuchar sus quejidos hace que me quiera morir ahora mismo. Pensaba que eran de Rider, pero son de Alexia. Quiero salir de aquí.

Me fijo en el sonido metálico que viene de Rider, y es que le han puesto unas cadenas. Y no son unas cadenas cualquiera, estas tienen unos sensores que las convierten en un auténtico peligro. Me las enseñaron en la Academia. Si quieres sacarte los agarres, romper la cadena, si ejerces fuerza contra ellos sin haber anulado correctamente la contraseña, unas agujas se clavarán contra las muñecas y los tobillos. Desgarran la piel poco a poco y las cadenas se tensarán más y más. Y si no eres capaz de resolver la contraseña tras dos intentos, las cadenas lo dejarán sin manos ni pies. Rider parece saber el riesgo de esto, por lo quieto que está.

La Marca del Ejército (#LMDLR2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora