Por supuesto ese tipo de decisiones no se toman de un momento a otro, al menos que esté caliente en el momento y de impulso se haga.
Creo que en algún punto hasta yo misma hubiera demandado a mi madre en una de esas rabias que me hizo pasar.
Pero a veces las cosas no son para tanto, la gente te lastima porque no sabe, te lastima sin querer, o te lastima queriendo cuando ya los has lastimado también; es complicado tener en mente que a veces por tu propio bien tienes que lastimar de alguna manera a alguien que quieres, sobre todo cuando eres tan joven y no tienes muchas opciones.
Y tomar esa decisión, o tomar una decisión en sí, puede ser realmente agotador, por eso al pasar de los días y no oír nada de su parte dejo el asunto con la amiga de Lauren como está, en este momento cualquier apoyo que le sume es importante, al menos se le ve decidida, más contenta, con todo el trauma que supone lo que significa haber pasado por su situación está respondiendo de buena manera por los momentos. Si ella está bien con sus decisiones también lo vamos a estar nosotras.
Desde que soy más feliz los días se me pasan más rápido. Eso y el montón de actividades en las que estoy envuelta, mi nueva rutina, mi vida con mi amor y mi familia. De vez en cuando deseo que los días duren un poquito más, ya sé que para muchos 24 horas es excesivo, pero a veces hacen falta esos 5 minutitos más para vivirlos, disfrutarlos, no importa si mañana sigue otro día, cuando tienes uno bueno no quieres que se acabe nunca.
Esa ha estado siendo mi vida. Mi vida conmigo, mi vida con ella.
Decidimos tener una cita en el parque, un picnic, el clima está fresquito y no hay día mejor que este. Cogimos una manta a cuadros que va a juego con una cesta donde hay una cantidad exagerada de huevitos, sándwiches y pastelitos; hay una bolsa térmica que mantiene frías nuestras bebidas; almohadones, y una mantita extra para Will el delfín.
— ¿Estás disfrutando eso? — se quitó los zapatos y está frotándose los pies con la grama.
— Mucho. Es divinisimo poder sentirlo. Inténtalo — me anima con su voz ilusionada y sus ojitos brillantes.
— No creo que sea lo mío — pisar grama en la mayoría de los casos no es tan agradable.
— Dijiste que querías estar más en contacto con lo natural — hace bailar a los dedos de sus pies.
— Si pero eso pica, la textura no es muy amigable. El otro día vi un video de un bebé evitando a toda costa poner sus piecitos en la grama — fue una ternura, el bebé casi se hace bolita con tal de evitar esa extraña sensación.
— Vale, tu te lo pierdes — su cabello suelto está como loco por el viento pero parece no incomodarle, tiene la mirada levantada, su mueca sonriente, recibiendo sol como si llevara años sin él.
— Pareces un girasol.
— ¿Puedo ser otra flor? ¿Puedo ser un árbol de eucalipto? — de alguna manera sin saber como es posible se le ilumina más la cara.
— ¿Por qué eso en específico?
— Los koalas se la pasan abrazaditos a ese árbol, así como tu y yo — ternurita, dice eso para que le abrace.
— Sabes que ellos solo comen eso, y como no les da tanta energía duermen un montón, como, 20 horas al día y así — estoy colgada de su brazo — o al menos eso es lo que leí hace un tiempo.
— Deberían comer mangos también — tuve que haberlo visto venir y sin embargo me dio risa que los mangos sean la respuesta para todo — ¿Por qué un girasol?
— Porque andas persiguiendo el sol con tu cara desde que llegamos, son las flores que viven por el sol, literal, siempre están buscando el sol — su cara de confusión pero su rápido procesamiento son instantáneos.