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- ¿Cómo hiciste entonces?

-Le metí los dedos en la boca de esta forma- uní dos dedos, el índice y el del medio- y luego salió sangre de ella.

- ¡Jesús! Demasiado gráfico- Camz se tapa los ojos como si hubiera dramatizado tal cual lo que acababa de relatar.

-Mila te lo advierto, si interrumpes de nuevo duermes en la calle, mi casa mis reglas- no se podía tomar a Dinah en serio con la boca llena de Cheetos y los dedos rebosantes de naranja.

-Por lo menos fue listo, escupió a un lado, sino se hubiera vuelto a ahogar de nuevo- cubrí con mis manos los oídos de mi princesa, es información muy delicada para ella.

-Ya eres toda una doctora bombón, ¿Para qué vas a seguir yendo a la escuela? - Le da una palmada en el brazo a Camz y le deja rastro de Cheetos- ¿Para qué va a seguir yendo a la escuela? - le pregunta a su mejor amiga que lo único que hace es ver con desprecio su hombro lleno colorante naranja- Vale perdona, ya te limpio- se inclinó hacia adelante y ni yo pude haber previsto que Dinah iba a pasarle la lengua para limpiarla.

- ¡China! - se acurruca en mis brazos en el intento de huir de la lengua de mi tía Jane.

-Estoy pagando por este producto y no se puede desperdiciar, ya es suficiente que venga con la bolsa medio vacía. Si fuera Lauren no te estuvieras quejando- sus ojos quedan abiertos de tal manera que podría pasar por una persona mal de la vista sin lentes, solo que esta es una persona mal de la vista que te juzga y te mira con decepción- ¡Válgame! - refunfuñando cosas que no logro entender se chupa los dedos, porque ya saben, no se puede perder ni un centavo de esos Cheetos. Luego se levanta, imagino que a lavarse las manos. Tampoco juzgo.

- ¿Quieres que vaya por antibacterial? - no era algo del otro mundo para mí, pero con las manías de higiene y además limpieza que Camila tiene no está de más preguntar.

-No, está bien- roza su nariz con la mía. Aprendí en internet que a ese detalle de le llama beso esquimal- ¿Se te pasó el efecto de la cerveza? - toca mi frente como si tuviera síntomas de calentura.

-Si mi princesa, ya me siento mejor.

El camino al piso de Dinah fue muy divertido, al menos desde el punto de vista de Camila. Yo me sentía genial, nos habíamos besado un poco y la adrenalina la tenía muy alta, luego de que me hiciera la propuesta de venir a quedarnos acá cambiamos el tema, me estaba contando de su día y el examen súper largo que tuvo en el último periodo por el cual había estudiado estos días sin parar y por supuesto le estaba poniendo mucha atención, me hace feliz verla hablar cuando tiene esa actitud de que está conquistando el mundo (que si lo está logrando). Pero ocurrió algo mientras ella daba una curva ligera que me revolvió el estómago y me sentía mareada de repente, por supuesto Camz detuvo el auto unos momentos hasta que se me pasara y bajó las ventanas, no había nada cerca para comprar, estábamos pasando una urbanización y solo había casas.

Luego recordamos el refri de la guantera, y me puso unos cuantos juguitos de cajita detrás del cuello y entre mis pantalones, entre mi cosita, era incómodo pero se sentía mejor. Por supuesto, tenía a Will de apoyo, y por supuesto ella había sacado fotografías y se había reído de mí. Agradecí que se le ocurriera la idea de quedarnos en el piso de Dinah, porque no creía que aguantaba todo el camino de regreso a la casa de los Cabellos. Y luego si me veían entrar así, no, que vergüenza con los suegros y con la princesita Sofi, mal ejemplo, muy mal ejemplo.

Me ayudó a salir del auto, no estaba tan mareada y que me haya tomado mi jugo de cajita con esencia de mi cosita ayudó un poco, tenía sed. En el estacionamiento sacó los bolsos que había empacado con nuestras pertenencias, eran grandes y se veían pesados, no me dejaba cargarlos y me empecé a sentir muy mal de sentimientos verla sola haciendo algo que se supone que debemos participar las dos. Como pude le quité uno de los bolsos y puse todo de mi para cargarlo, en un buen estado habría podido con los dos sin problema pero por una extraña razón me siento bastante derrotada y cansada. También me sentía muy avergonzada de pronto, tanto que no podía hablarle ni mirarle, de alguna manera me sentía irresponsable y que le estaba fallando.

Mi Chica de Cuidad | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora