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—¿Cómo olía cuando me encontraste?

—Te aseguro que no así.

Domingo, precioso domingo. Este era el día más largo y tormentoso, todo se trataba de descansar y de tener en mente que al siguiente día era inicio de semana. Pero eso es para los otros, amaba los domingos, son días familiares con mi Minina. Estábamos recorriendo en interior de las jaulas para hallar las de mi copito, y hoy precisamente olía mucho más desagradable que veces anteriores.

—¿Cómo entonces?— en ese momento yo no era muy consiente de lo que era higiene, me gustaba estar limpiar eso sí, pero también me ensuciaba y sudaba por montones.

—Olias a caramelo— levanté una ceja en dirección y la miré incrédula—, muy rico Laur, te lo juro.

—Bueno tu también hueles muy rico siempre— puse las manos detrás de mí espalda y a la vez me puse detrás de ella para darle espacio para abrir la puerta.

—Lo sé de sobra. Ahora, es tu momento loco de la semana— tomo impulso y salgo a una carrera cuando la mano de mi novia impacta en una de mis nalgas.

Acostumbro a hacer esto todas las semanas. Salgo corriendo directo a dónde está Minina, que me espera, ella sabe que estoy aquí, y empiezo a correr por todo el círculo con ella detrás de mí. La siento muy pequeña aún y sé que le gusta jugar conmigo como yo con ella. Me detengo en una esquina cuando ella está en otra y me agacho poniendo las manos en el suelo para iniciar mi movimiento en cuatro patas, sigilosa, hacia ella. Se deja caer de la misma manera que yo y se va acercando hacia mi también, hasta que cuando estamos demasiado cerca se lanza sobre su espalda y juega con sus patas llamándome a que me tumbe con ella.

—Ay Minina, te he extrañado un montón— no resisto y le doy muchos besos, ella cierra los ojos y se queda muy quieta, colocando sus patas encima de mi—. Si, si, yo también quiero un abrazo— sus patas van encima de mí con un poco de desorden pero sé que me está abrazando con todo su amor justo como yo lo hago con ella.

—Minina dame amor a mí— mi felino mueve el cuello hacia la dirección de la voz bonita de mi novia, la mira por unos instantes y luego vuelve su mirada hacia mí para con su cabeza empezar a acariciarme—. Con que hoy me vas a ignorar ¿Eh? Ya vas a ver quién te va a acariciar la panza... Hola mis bebés— no le duró ni dos segundos la molestia a Camz cuando dirigió su vista a la panza de Minina.

—¿Ya está formándose su barriga de embarazo verdad? Mira es que van a salir muchos Mininos lindos— hoy Minina estaba mucho más cariñosa que las veces anteriores—. Eres una consentida, mira como te pones.

Oh, qué hemos hecho con este gran gato negro. Está acostada sobre su espalda, sus dientes se muestran un poco por su boca semi abierta, sus ojitos cerrados y su intuición llevan su cabeza a rozarse cariñosamente contra mí. Y ni hablar de sus patas que están erguidas mientras Camz le hace cariño en su panza de futura madre de mis nietos.

—Copito tengo algo que contarte— yo tampoco me quedaba atrás, no me importa ensuciarme y por eso estoy como ella acostada sobre mi espalda lo más cerca posible para que mi mejor amiga me pueda dar todo su amor—. Logré entrar a la escuela, ¿Recuerdas que te dije que tenía que hacer una prueba súper difícil? Pues lo hice muy bien y pronto voy a ser una niña grande y culta con reconocimiento nacional— saco la cadena en forma de Minina que me regaló mi Camz de mi camisa lo suficiente para que logre estar en visión de mi Minina—, y mira, estuviste todo el tiempo conmigo, eso me ayudó mucho, sé que me estabas deseando lo mejor desde aquí. No, que entre en la escuela no quiere decir que no voy a venir a verte más nunca, sabes que nunca te dejaría, eres muy importante para mí— paso la mano por el pelaje de su cuello—. De hecho esperaba liberarme de esta prueba para hablar contigo.

Mi Chica de Cuidad | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora