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En la ciudad había visto edificios enormes que parecían que en algún momento fueran a transformarse como en esa película de transformers. Se ve gente muy elegante, entrando y saliendo, y ahora yo iba a ser parte de esas personas. Estaba entrando a la torre ejecutiva de "El Rey del Mar", nada más y nada menos que el negocio de mi señor suegro Alejandro.

Todos me miran muy extraño mientras camino con él siguiéndole. Quizás mi vestimenta no es muy adecuada para el lugar donde estoy, no lo pensé muy bien, sólo me puse lo primero que encontré. El ascensor es gigante, cupieran muchas personas en el, como 50, y tiene diseño de animales marinos, hay muchos peces, pulpos, me gustan los pulpos son lindos.

—Camila eligió el diseño de los ascensores, cuando tenía 10 años ella dijo que todo el edificio era muy cuadrado y de lo mismo— sonreí, el edificio es cuadrado y de lo mismo como dijo mi princesa—, ella lo sigue renovando, pues por supuesto hay que renovar. Es lo que más gusta del edificio.

—Cierto señor suegro, resalta mucho, es precioso.— precioso como la persona que lo eligió. Por tratarse de animales no se basa en dibujos animados, son animales reales pero el juego y la manera que están ilustrados te atrapa de tal manera que el viaje al ascensor se siente como si fueras a ir al mar a tener contacto directo con estos animalitos.

Cuando se abrieron las puertas el cambio que dio la visión, de lo sofisticado que todo se veía al entrar al edificio, a esto que tengo al frente. Hay un montón de máquinas y gente con unos trajes especiales.

— Te traje a hacer un tour hija, lo más interesante de aquí es la zona industrial, aquí es donde sucede la magia— abrió sus brazos, mostrándome todo con mucho orgullo—. Aquí preparan los dedos de pescado que te gustan.

Mis ojos se abrieron con emoción, es como si hubiera llegado al cielo de las cosas deliciosas. Puse las manos detrás de mí espalda porque la curiosidad me pedía a gritos que tocará todo y aquí se ve todo muy complicado y que si tocó algo explota el lugar y morimos todos y yo no quiero morir ni que se muera el papá de mi Camzi.

El señor suegro Alejandro me dio una palmada en el hombro y comenzó a caminar. Todo el mundo lo reconocía y lo saludaba como si fueran amigos de años, era un ambiente muy feliz y sano, me recordó a como era en la pastelería de la señorita Allyson.

Me distraje en esta parte en partícular de la zona de creación, el señor suegro me iba contando que por supuesto él no podía manejar y encontrar verdaderos profesionales de pesca, que ha hecho varios equipos pero que no le ha funcionado, entonces estoy en el área donde los distribuidores hacen el primero paso y el más importante para que mis dedos de pescado y otro productos lleguen al mercado, entregan muchos peces, moluscos y crustáceos, y el señor Alejandro los compra. Luego están todos en una gran piscina con hielo separados en cubículos, como cuando los bebés están recién nacidos del hospital.

Hay de todo y tienen sus respectivos nombres, nunca había visto tanta variedad de cosas del mar, y estas especies raras no se parecen en nada a las que yo comía en la isla. Quizás influya que a veces pescaba en el río. Eso sí, el olor es una cosa que para soportarla mucho tiempo hay que acostumbrarse.

—Señorita ¿cómo llegó aquí?— gire sorprendida por la voz que había interrumpido mi admiración. Vi a mi alrededor, el señor suegro no estaba. Me había perdido—. Esta es zona restringida, ¿puedo ver su pase de visitante?

—¿Mi pase de que?— ¿qué está pasando? Yo vine de invitada, el señor Alejandro me invitó.

— De visitante. Y su equipo de protección, mascarilla, gorro— el joven parecía estar dándome oportunidad de que respondiera cosas que no sabía—¿Cómo llegó hasta acá?

Mi Chica de Cuidad | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora