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Me he convencido de que si quisiera podría ser buena actriz. Tipo, todos hemos fantaseado con eso de ser actores y salir en películas y demás, y eso es lo que pasó en segundos, me puse a fantasear con la idea de jugarle una broma a mi chica. Toda rojita, toda nerviosa, con sus ojitos de cachorro con miedo cuando me lanza que quiere traer a su mejor amiga de vuelta a casa. Bueno no a casa pero hipotéticamente a casa.

Así que me quedo sin habla mientras fantaseo mantengo la fachada seria, de que lo estoy pensando y que me ha impactado tanto la noticia que estoy en estado de negación. Me quito las gafas de lectura dramáticamente, dejándolas sobre el escritorio donde reposan sus dibujos esparcidos, le bajo la mirada, tratando de mantener la postura porque siento que me reiré en cualquier momento y cruzo los brazos.

—¿Qué se supone que estabas pensando Lauren?— traté de sonar seria para luego meter toda la sazón de la aceptación, entonces subí la mirada y tenía un puchero, estaba tratando de no llorar y de mantenerse.

—Perdón— aclara su garganta luego de que se le rompe la voz—. Voy a ver si Taylor necesita algo...—ya la broma no iba a ser graciosa, ella está triste y herir sus sentimientos no tiene gracia alguna.

—Salvajita no te vayas, hablemos de esto— evitaba mirarme—. Hey Lauren.

—No, tienes razón, es una idea tonta— suerte de que la he tenido sentada en las piernas todo este tiempo y no le he permitido moverse.

—Nunca he dicho nada de que sea tonto, amor no llores por favor.

—Perdón, tengo que aceptar que no puedo tener todo. Perdón, no quería llorar, perdón— Lauren era un lío en este momento, ha de tener mucho guardado adentro que ha explotado de esta manera.

—No tengo nada que perdonar, está todo bien, tranquila mi niña, tranquila—mis manos pasean por sus brazos en intento de confortarla—. No iba a decirte que no, ni iba a ponerme molesta, quería jugar una broma, así como haces conmigo casi siempre, antes de decirte que me gusta tu idea y que la apoyo.

—¿No estás cambiando de opinión sólo porque he llorado? Sabes que no tienes que acceder a todo lo que quiera hacer sólo porque me quieres—pasa sus dedos por sus ojos verdes brillantes secando sus recientes lágrimas.

—¿No es esa una razón suficiente para decirte que sí a todo?— me uno yo a tocar su carita y quitar rastros de lágrimas— Sé lo que quieres decir, y no entiendo que se te armó en la cabeza que estabas predispuesta a que diría que no y automáticamente estar triste. A veces se nos ocurren cosas raras sabes, una vez tenía ésta loca idea de crear sabores de helados un tanto distintos y abrir una heladería mientras jugaba con unas amigas de la primaría, fui dueña de mi propio negocio y una indigestión, además de ser responsable del malestar de las demás niñas— logré sacar una pequeña risa de ella con mi fallido negocios—. Todo está bien ¿Vale? Tu tranquila, si no me volví loca cuando sabía que íbamos a adoptar uno de los cachorros no tengo motivos para volverme loca cuando tengamos a varios.

—No lo sé Camila, esto es algo grande, como, mucha responsabilidad— abrió sus brazos simulando algo grande— ¿De corazón quieres hacer esto conmigo? Con los riesgos y las implicaciones.

—Con todo— pongo un brazo bajo sus rodillas y con el otro le rodeo la espalda, haciendo ese movimiento típico de cuando se hace fuerza para cargar a alguien. Movimiento fallido porque apenas me levanté me volví a sentar agotada por el esfuerzo—. Sabes yo te voy a dejar todas esas partes románticas y pasionales a ti porque yo no sirvo para eso, me cansé cargandote una pierna— amo su bonita risa y como ya se le iluminó la cara de nuevo—, y sabes también que me da igual que tú hermana haya venido a visitarte porque no hay manera en la que te dejé salir de esta habitación hoy, es un día para darnos amor ¿Estamos de acuerdo en eso?

Mi Chica de Cuidad | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora