¿Alguna vez miran a alguien y se preguntan qué está ocurriendo dentro de su cabeza?
Yo si, lo hago constantemente. Lejos de ser agotador me ha parecido lo más maravilloso del mundo.
No tengo claro si ella me vio primero a mí o yo a ella, pero si recuerdo la primera vez que noté qué ella estaba mirándome. No se había dado cuenta de que la había visto pero mi reacción fue ponerme tan nerviosa con la idea de que me ha pillado que la he pillado. Porque, y al principio no lo noté, cada vez que estaba aquí su auto estaba indiscretamente estacionado a unos metros, ella se veía mucho al espejo en esos momentos que se hacía la que no me miraba. Pero yo sabía que estaba ahí por una razón.
Bueno al principio fue todo un dilema en mi cabeza, llegué a pensar, muy desubicada yo, que papá estaba engañando a mamá con ella, después de todo ella siempre estaba ahí cuando yo estaba, en las mañanas, en las tardes, y a veces ella tocaba la bocina y mi papá le saludaba, tampoco era tan difícil de creer, cosas así han pasado muchas veces. Para salir de dudas tenía que saber si o si quién era ella, si era algo normal que cada vez que estaba ahí se estacionara en ese punto exacto y mirara con poco disimulo hacia acá.
—Es Dinah Hansen, amiga de señorita Camila, solía estar por aquí bastante, vive en la casa de al lado.
A Camila no la conocí en todo ese tiempo, ella no estaba nunca en su casa. De hecho en ese momento no tenía más de un año contratada así que tampoco conocía mucho de esas familias, no como papá, hasta hoy sigo pensando que ha sido suerte y que me ayudó que papá trabajara para ellos como vigilante por tanto tiempo para que me contrataran como secretaria de presidencia. Aunque el señor Cabello nunca lo ha hecho ver así, sé que la recomendación de papá me hizo ver mucho mejor incluso si había postulantes con una mejor hoja de vida que la mía.
Pasamos mucho tiempo teniendo encuentros lejanos, sabía que su presencia estaba ahí pero nunca me atreví a saludar y ella tampoco, incluso en el tráfico la encontré y desde nuestros autos cantamos una de las mejores canciones mientras el semáforo pasaba de rojo a verde. No voy a mentir, hice un poco de busqueda en las redes, nada comprometedor y cuidando que no se me escapara ningún like, el saber lo fabulosa que era esta chica solo me hizo inflar más el pecho con la idea de que tontamente tenía una admiradora.
Luego la encontré, bueno, ella me encontró, estábamos en la fiesta de la empresa y fue tan repentino, conocí a sus amigos, a sus padres, la conocí a ella y nunca había tenido este tipo de conexión con nadie. Claro, nunca le dije, y nunca le voy a decir, que desde antes de que me hablara ya sabía de su existencia.
Después vino el hablar a diario, por horas y horas, las invitaciones a almorzar, las citas, el excentrismo de su personalidad, el coqueteo terrible de su parte que terminaba en palabras narcisistas que daban risa más que otra cosa y su manera tan dulce y amable de ser que se esforzaba en ocultar. El primer beso, ella fingiendo no saber bailar para que yo le enseñara, nuestra primera vez juntas, su disposición y su intento extravagante para conocer a mí familia. No había conocido a nadie como ella jamás. Ni siquiera me importó que es unos años menor que yo, incluso cuando me prometí a mi misma no volverme a fijar en personas menores. Sin embargo me dejé llevar, ella me gustaba, le quería, era y es todo lo que yo estaba esperando.
—Que le digo Martha, Marimar es el personaje más dramático que he visto, ¿Cómo va a quedar inconsciente después de que le haya caído una piedra en el pie así de pequeña?— por el tamaño que hacía con sus manos eso no se veía tan pequeña. Estaba mirando la televisión desde aquí y tuve que contener la risa cuando el perro que habla salió corriendo a buscar ayuda—. Le digo que la telenovela Florecer es mejor, no entiendo como no tienen ese canal aquí.