—Tu no lo entiendes— las lágrimas que bajaban por sus mejillas eran gotas anormales, las llamadas lágrimas de cocodrilo, no creo haberla visto llorar así nunca.
—Mi niña si te entiendo, no hay que llorar por eso, son cosas lindas— sobaba su espalda en forma de consolación— Minina ven a consentir a mami Lauren.
—Ahora seré abue Lauren— reí ante sus palabras. Nuestra felina favorita, por ahora, se acercó a nosotras, hemos avanzado mucho, ya me entiende y atiende a lo que le digo, creo que ya está convencida, o quizás resignada, a que soy la otra mitad de Lauren.
Minina se sentó a su lado, haciéndole cariños con la cabeza, y yo estaba del otro lado, apoyando a mi salvajita en este viaje de ampliación familiar. Me ha alegrado muchísimo la noticia de que la cosita preciosa de Minina tenga bebes, a mi novia seguro que también, pero desde que llegó, literal no ha parado de llorar y aun no entiendo el motivo.
—Vas a ser una madre muy buena con tus bebes ¿ok? — empezó a decirle al felino quien la miraba muy concentrada— nada de dejarlos solos, ni de ignorarlos, hay que ser responsables y darles mucho amor, no puedo estar contigo en esto copito, no como me gustaría— acaricia debajo de su mandíbula, su cuerpo está mucho más inclinado en la dirección de la futura madre de las crías de pantera más preciosas del mundo, por lo que me cuestiono si debo estar ahí, parece ser este un momento muy íntimo—... si lo sé, nunca van a vivir lo que nosotras, por más que me gustaría llevarte a casa ya no se puede, esta es casa ahora, y lo será siempre. Es un ambiente distinto, no todos los días es malo— acaricia su panza, la cual se abultará dentro de los próximos meses según el diagnóstico de la doctora Glass.
A veces pensamos que estamos haciendo cosas buenas, por supuesto, vamos con dirección a ello, pero a veces olvidamos que cada mente tiene su forma distinta de funcionar. Fue un acto innegablemente bueno haber sacado a Lauren y a Minina de la isla, en la cual pudieron haber vivido toda su vida si yo no hubiera ido, seguro, fue un impacto positivo, ambas consiguieron una nueva vida, familia, seguridad, amor, conocimientos y un sinfín de cosas. Esa es mi parte, en la que yo siento que hice todo lo bueno del mundo, que en cierta parte es lo correcto, y la parte restante, es la del receptor, el cual sufre todo y cada uno de los pequeños detalles que se pasan por altos pero no dejan de ser importantes.
Entiendo ahora el llanto de mi amor, el añoro del felino, lo tienen todo, pero siguen extrañando lo que tenían porque era la felicidad pura en toda su definición, así tan simple como lo era su hogar, su vida, es algo que siempre van a extrañar y a lo que siempre van a querer volver.
Se contentaron, sobre todo Lauren. Tuve a Minina acostada en las piernas y sobándole la panza, que es por lo que ella realmente me quiere, por mis cariños, gran parte del tiempo que duró la visita, que no fue muy larga, teníamos que regresar a nuestras respectivas actividades y el zoo debía abrir sus puertas.
Tenía ella ese brillo en la galaxia de sus ojos mientras hablaba de nombres para los bebes con nosotras, de cómo se verían, sabíamos que no todos serán unas panteras, pues el cruce se dio con un leopardo, Lauren ha estado estudiando a Mendel, sobre cuantos serían los cachorros. La tristeza se le fue de la mirada a ambas, y cambio a optimismo y de nuevo alegría. La despedida fue aún más alegre, prometiéndonos otra cita puntual para el domingo como solemos hacerlo.
—Perdóname Lauren— se detiene, con la pajilla por la que absorbe su smootie de mango entre sus lindos dientes, y me mira de una forma extraña.
— ¿Qué cosa bonita? — miro a suelo, insegura de por qué estoy pidiéndole perdón, me ha surgido solo, o bueno, de los pensamientos de la realidad de la historia del lado de Lauren.
—Mira...— tomo aire, echándome el cabello hacia atrás probablemente arruinando todo el peinado que me hice antes de salir de casa— sé que dices que te he dado todo lo que tienes, pero me acabo de dar cuenta de que también te quité todo lo que tenías, y que suplantarlo con algo que ha resultado bueno no derroca el hecho de que lo extrañes, porque te hacía feliz, a la manera humilde y simple que eran las cosas, te hacia feliz, a ti y a ella, y ahora con todos estos cambios, estoy segura de que les haría muy feliz estar juntas, pasando esta etapa donde lo sienten como su verdadero hogar— las pestañas le temblaron, como lo hace cuando quiere llorar, se quitó la bebida de la boca bajando ambos brazos, encorvándose, como si hubiera estado sosteniendo un peso gigante en los hombros y justo ahora se lo he quitado— Perdón.