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—Sabes una cosa, estamos rompiendo mucho las leyes.

—¿Es porque somos demasiado lindas que es un crimen?

—No, es porque has estado conduciendo todo este tiempo sin una licencia.

Camila tiene un buen punto. Ella siempre tiene buenos puntos. Además está buena como sus puntos. Hay muchas cosas sucediendo en este momento en mi vida que hemos olvidado una muy importante. El permiso de conducir. Lo veo algo tonto y a la vez no, digo, si yo pagué por mi auto por qué tengo que tener un permiso para conducirlo; también, si en el proceso de conducir le hago daño a alguien o a la propiedad de alguien tengo que hacerme responsable, y no tener una licencia aumenta el castigo.

Juro que el sistema de leyes es una herramienta brillante para el control y la inhibición de las personas, quienes los haya creado sabían muy bien lo que estaban haciendo. Funciona muy bien mas no a la perfección. Hay muchas fugas dentro del sistema y tampoco es que existan personas destinadas a vigilar que cada uno de los seres vivos cumpla con las reglas. Es imposible hacer eso, y es por lo cual me he salido con la mía a estar conduciendo un auto sin autorización para hacerlo.

—¿Puedo tomar el examen aquí? Sabes que mi identificación es de California, eso es otro estado.

—Supongo que si, hay que programarte una cita para que tomes el examen— debo agregar que hoy estoy conduciendo yo—. No eres tampoco la primera persona que lo hace, de todas formas lo necesitas.

—Tu necesitabas quedarte en casa hoy, parece como si no hubieras dormido para nada— mi mano se apodera de su carita tratando de cerrarle los ojos para que descanse aunque sea 2 minutos.

—Ya se me va a pasar, es la medicina de la alergia, es muy potente— ver a Camz bajo el efecto de medicina fue algo de otro mundo, es muy gracioso— ¿Cómo sientes tú cara?

—Genial, es como llevar maquillaje artístico.

Esta mañana si podía sentir el dolor. Oh, era insoportable, cuando pestañeaba dolía, cuando respiraba dolía. No tenía ningún tipo de maquillaje para la cobertura, tenía puesta mis cremitas y unas bandas, aún se notaba el universo de colores por encima de ellas pero no me importaba, no me da vergüenza ni mucho menos.

Camila fue, es, un solecito. Es muy delicada y me ha dado un trato de extra bebé, no me molesta para nada, a veces cuestiono hasta que punto puedo llegar a cuidarme tanto, es muy dedicada y me hace sentir muy segura. Me picó el desayuno de una forma muy pequeña para que no tuviera que hacer mucho esfuerzo al comer, y por la noche, aunque estaba muy drogada por la medicina estuvo constantemente despertándose para asegurarse de que estaba bien. No dormí mucho, comenzó a dolerme a mitad de la noche, pero no le dije nada, ella estaba luchando mucho y yo quería que descansara.

—¿Segura vas a estar bien?— hoy traía la ropa más cómoda que la había visto poner en todo lo que lleva asistiendo a la universidad. No está de más decir que se ve hermosa.

—¿Cómo me vas a preguntar eso? A ti fue a quien te golpearon, mi bebé— se incorpora en su asiento.

—Es válido que me preocupe por mi novia que está bajo el efecto de esa medicina que le da mucho sueño y no durmió casi— si pudiera no la dejaría, entraría con ella a sus clases, de todas formas siempre se podía entrar a sus clases como oyentes, pero tenía que atender otros asuntos—. Hoy te hago un masaje, ¿Quieres un masajito?— voy hacia su cabello y me pongo mechones detrás de las orejas.

—Eso me gustaría, si— se inclina y me da muchos besitos en mi mejilla herida.

—No tienes que ser así, la otra mejilla se siente celosa— va y le da atención a mi otra parte de la cara, y se baja al cuello lo que me da risa— ¡Oye!

Mi Chica de Cuidad | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora