Al día siguiente fui a la escuela. No tenía ganas de ir, pero sucedían tres situaciones. La primera era que si yo no iba Camila tampoco iría a la universidad, y ya eso era malo porque el día anterior ella había faltado, no quería perjudicarla más, aunque esté comenzando se trata de su carrera al fin y cada clase es importante. La segunda es que tampoco podía darme el lujo de faltar, menos hoy que es la clase de arte y me gusta mucho, además tengo natación, tengo la sensación de que nadar me puede ayudar, aunque suene contradictorio. Además de que parece que no es una falta justificada el hecho de que tenga mi cabeza hecha un lío y mi salud mental esté en riesgo.
La tercera situación y mi motivo más fuerte para salir de casa es que no quería estar sola. No podía asimilar estar sola. Ni siquiera es una cuestión de que necesite tener contacto físico, es más una compañía presencial, hablar, que me hablen, mirar lo que están haciendo los demás. Mantener mi mente ocupada para que no vaya a esos lugares oscuros, sinceramente, no sé si pueda aguantar más. Estoy cansada, muy cansada. Sí ignorar el tema por un momento manteniéndome ocupada me va a traer paz lo tomo. Lo tomo. Estoy cansada.
—Hola señorita— por un lado aparece sonriendo McKenzie, pasando su brazo por mis hombros.
—¿Cómo estás hoy?— y por el otro está Lela, haciendo lo mismo con su brazo.
—Dejen espacio, egoístas— mi bff entró en acción—. Hola.
—Hola— sonreí flojo—¿Estaban esperando por mí?— no es que no pueda suceder, pero tampoco es casualidad que las tres me hayan abordado al mismo tiempo.
—No como crees— Laura con su manera mala de mentir se delató—. Bueno, perdonamos por eso si no te gusta, solo que ayer este par me dio el boletín informativo y no fueron los mejores resultados. Y te escribí a tu móvil, pero no me has contestado, y está bien que no lo hagas, solo quería saber cómo estabas.
—No me siento muy bien, no les voy a mentir— no ganaba nada haciéndome la fuerte—. Me sirve mucho que estén todo el día encima de mí, de verdad, molestenme todo lo que quieran y hablen todo lo que quieran.
—Ya que lo mencionas, te iba a recomendar una serie, se llama American Crime Story y en esta temporada recrearon uno de los juicios por asesinato más escandaloso de los últimos años— eso es algo que tiene mi atención. Laura cada día agradezco más que seas mi bff.
De camino al aula me fue dando la premisa de la serie, casualmente es el mismo creador de American Horror Story, no la he visto pero también se ve muy prometedora por lo que ofrece. Me gusta el horror. Me gustan las historias. América no es que me guste mucho, pero en la balanza es 2 contra 1, así que tengo que echarle un vistazo a eso.
La primera clase la trago como si fuera lo más interesante del mundo. Me atrevo a decir que he anotado casi todas las palabras que han salido de la boca del profesor. Para la segunda estoy un poco más distraída, es literatura y redacción, así que mientras el profesor habla de las utopías y de más escenas ideales fantasiosas yo dejo la mente fluir, imaginándome cada situación a mí manera.
¿Cuál sería el mundo ideal? Siempre noto que por más que una parte de la población se ponga de acuerdo en algo queda por fuera una minoría que no está contenta con los resultados logrados. Las utopías son demasiados perfectas para ser reales, como también es la idea, por lo menos en esto momento así está en mi mente, que va a llegar un punto de la historia donde todos los humanos seamos iguales. No, no estoy hablando de características físicas.
Por la historia de la humanidad es más probable que nos extingamos nosotros mismos antes de aceptarnos todos y unirnos.
Al parecer esto de estarme distrayendo funciona. No es tan malo apartar algo que te duele para ocuparlo por algo que te gusta, porque me gusta aprender, de todo y de todos. Lo respeto muchísimo, la memoria de mis padres y de lo que pudo haber sido, algo que ayer no lo tenía claro hoy se convirtió en algo muy sagrado para mí. No quiero dejar de pensar en eso por lo menos un rato porque no me importe, quiero dejar de pensar en ello porque duele, pesa, arde. Es algo que voy a tener en la consciencia por el resto de mi vida, no lo puedo borrar, lo que si puedo hacer es aprender a vivir con ello, con la culpa, con el vacío, y no dejarme consumir en el intento de vivir una vida que no me merezco.