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—¿Crees que Dinah se moleste porque llevemos a una extraña a su piso?

—Bueno era considerado preguntarle antes de ir pero desde que la invité con mis amigos a comer hace unas horas  y su respuesta fueron muchos emojis de tijera no sé que se puede esperar de eso—ajusta el espejo retrovisor, está retrocediendo para estacionar—, tranquila Laur, Dinah es la persona más relajada que conozco, y creeme que le gustan los extraños.

El camino se hizo corto luego de dejar a Paula en su casa, esto de vivir todos en la cuidad es una cosa maravillosa, todo queda cerca. Le avisé a Laura que iba a llevar a McKenzie a mi casa para que le avisara a su abuelo, yo no conozco a su familia todavía y no sé qué tal sean las cosas en su casa y de cierta manera soy responsable de que haya llegado a ese estado desde que me comprometí a cuidarla y regular lo que bebía y la descuidé, de hecho hasta yo me había pasado un poco de tragos pero a diferencia de hace unos días hoy me siento mejor. Camila coloca la palanca de cambios en P y gira las llaves apagando el auto, mira por el espejo retrovisor y luego voltea a ver a mi compañera, me mira a mí después y tiene esa carita de pena.

—¿Puedes llevarla en brazos?— McKenzie es más pequeña que mi novia y se ve bastante liviana.

—Si, supongo.

Salgo del auto quitándome las botas, muy lindas y todo pero ya fue mucho uso por hoy, mis pies necesitan respirar. Abrí la puerta trasera, McKenzie está dormida sentada en una posición donde le va a doler el cuello cuando vuelva a estar consciente. Trato de ser delicada al atraerla a mí, la sostengo por la espalda y por los pies hasta que la tengo al borde del asiento, doblo las rodillas para coger impulso y al fin levantarla. La tengo al estilo nupcial, su cuerpo está tan desconectado de actividad física que cae sus brazos y su cabeza como si no estuviera circulando sangre en su cuerpo. Mi novia me ayuda a acomodarla, subiendo su cabeza más a mi pecho y colocando sus brazo caído encima de su cuerpo. Camila iba con todas nuestras pertenencias en mano, y eso incluía mi kangre-burguer la cual estoy ansiosa por probar. Subimos en el ascensor, Camila se recuesta en mi hombro y cierra los ojos en el camino, y luego cuando llegamos estira su cuerpo moviendo mucho los hombros. Entramos al piso, todo está en silencio y apagado, mi bonita hace los honores de encender la luz y yo voy directo al sofá a acostar a mi amiga inconsciente. Le conseguiría una sábana y una almohada en breve para que durmiera más cómoda.

—¿Qué le pasó a esta chica?— Camila se sienta en la esquina del sofá.

—Solo dijo que estaba en un mal momento, creo que le gusta alguien y no es correspondida, cree que no es suficiente para enfrentar a esta persona— no pude sacar más información durante la noche.

—Esa es de las peores sensaciones— empieza a desamarrar sus zapatillas—¿Quieres comer? ¿Tu cómo estás?

—Yo estoy genial y muero de hambre— voy hacia donde dejó mi kangre-burguer, abriéndola con emoción me siento sobre la silla giratoria, que es uno de los mejores inventos de la historia debo decir—. Mira si hasta parece como la de la caricatura... Mmmm esto está buenísimo— ya sé ahora por qué a todo el mundo le gusta el krustacio kaskarudo allá en Fondo de Bikini—¿Quieres?

—Yo siempre quiero, me ofende la pregunta— se levanta más rápido que la luz y me arranca mi comida de mis manos, no le digo nada porque la amo mucho y amo la sonrisa que tiene al comer es lo más bello del mundo—¿Cómo te fue?

— Bailé un montón, por primera vez me duelen los pies— tomo mi comida de vuelta—. Pero la buena noticia es que soy la reina del beer pong, hice que un chico se tomara 11 vasos de cerveza, no fueron los 12 porque él empezó y le atinó a una, oh Camz pero es uno de mis compañeros de clases que es un baboso y quería hacérselas de galán conmigo, las chicas me habían dicho que le había gustado pero no lo pillé hasta hoy por cómo me estaba mirando— rodé los ojos—, la gente es un poco desubicada sabes— veo en su cara que se está aguantando la sonrisa—. Pero no tienes que ponerte celosa porque solo tengo ojos para ti.

Mi Chica de Cuidad | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora