Es fácil relajarme y quedarme dormida cuando tengo a mi lado, creo que es porque me hace sentir segura y me sostiene como si me fuese a proteger del mundo, por eso de alguna manera cuando ella se levanta primero que yo mi cuerpo siente esa falta y comienza a despertarse. Algo no se siente bien, bueno que si se siente bien, pero no se siente como Camila el abrazo que me están dando, es un brazo más largo y más pesado, y el calor corporal del cuerpo es diferente; voy adaptando mi olfato y con oler el perfume de esta persona sé que no tengo a Camz a mi lado.
—¿Cómo te atreves a ocupar el lugar de mi novia? No me he levantado de la cama y ya me arruinaste el día— el abrazo se intensifica—. Ya gusano, sé que soy lo máximo pero existe algo llamado espacio personal.
—Como tu hermana mayor tengo derecho a invadir tu espacio todo lo que quiera— ella usa mucho esa carta—, acabo de llegar, por lo menos sé amable.
—Dame una razón para ser amable cuando me has despertado de mi sueño de belleza, sacado a mí novia de la cama y con eso estás invadiendo mi espacio— solamente estaba bromeando, la verdad estoy muy contenta de que Taylor esté aquí y no estoy poniendo resistencia alguna a que me abrace.
—Porque te traje tu sorpresa y está esperando por ti afuera.
—¿Cómo subiste la motocicleta hasta acá?— sabía que fácilmente se podía hacer eso por el ascensor de carga.
—Tonta— dio el apretón final que consistía en ella abrazándome con todas sus fuerzas y con eso inmovilizandome para poder darme tantos besos como se le plazca—. Te espero afuera.
—Gusano baboso— la empujo sin mucha fuerza—. Dile a Camila que venga porfis, es algo privado— me da una mirada de que no le da buena espina eso de mis asuntos privados pero no me dice nada. Así es Taylor, ya soy una niña grande.
Voy entonces al baño, mi cuerpo está tan pesado que siento que estoy cargando el doble de mi peso pero tengo más movilidad que ayer. Creo que el amor que me dio Camila durante la tarde hizo un buen efecto. Estaba terminando de cepillar mis dientes cuando la puerta de la habitación se vuelve a abrir, entra ella murmurando una canción con una taza en la mano, la cual la coloca en la mesita de noche y se pone a hacer la cama. Mi amor no soporta ver las cosas desordenadas o mal hechas, dice que se ven muy feas. Lavo mi cara por última vez y la seco con una toalla, trato de peinar mi cabello para verme guapa frente a mí chica, le guiño al espejo y salgo a la habitación.
—Hola guapa— está colocando las almohadas en su lugar; lo sabía, había logrado mi objetivo—¿Qué tal amaneciste hoy? ¿Mejor?
—Mucho mejor — todavía no encuentro el motivo de por qué cada vez que la cargo ella suelta un grito—, ¿Tú, mejor?
—He dormido como un bebé—eso es lo que ella es—, ¿Y el asunto privado cual es?
—Que nos diéramos los buenos días cómo tiene que ser por supuesto— subo a la cama con ella en brazos, acostandola con cuidado—. Te prometo que voy a volver a hacer la cama— ella sonríe y suspira de alivio, sabía que eso le preocupaba—, sólo, déjame darte los buenos días y quererte un ratito.
—Yo dejo que me quieras toda la vida si es posible.
No era nada del otro mundo, que bueno si, estar con ella es de otro mundo, pero me parece importante que desde que le quiero tanto y que quiero mostrárselo cada día de distintas formas empiece desde que nos levantemos. Camila dice que su peor momento en el día son las mañanas porque se ve hinchada y todas esas cosas, y desde ese momento me gusta darle mucho amor cada vez que amanecemos juntas, excepto si ella está durmiendo, no perturbaría su descanso, solamente dejo un beso en su frente, la cubro con las sábanas para que no tenga frío y le dejó a Will para que no se sienta sola; pero los otros días, cuando coincidimos a despertar a la vez o tenemos tiempo para estar en la cama, hago esa rutina que me sale del pecho de besarla por todas partes y hacerla sentir hermosa. A ella le gusta, la pone de buen humor que haga eso, la pone feliz, y yo hago lo que sea por hacerla feliz.