Petunia... Dursley? JAMÁS

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Hogwarts, 05 de septiembre de 1974

En el gran comedor Lily se encontraba desayunando junto algunos compañeros de su casa, esperando la respuesta de Petunia, con algo de incertidumbre por saber si algo había cambiado en ella debido a su partida.
Una vez que las lechuzas hicieron acto de presencia, Walta voló hacia Lily permitiendo que ella tomara las cartas para inmediatamente girar hacia James esperando una recompensa.

— Gracias por tu arduo trabajo Walta— la lechuza recibió con gusto el tocino que le dió Lily

— ¿Y para el compañero de esta majestuosa ave no hay recompensa?— La voz de James hace acto de presencia y ella solo rueda los ojos por verse interrumpida de su tarea de abrir la carta con su nombre

— Vamos Lily flor, porque la urgencia de leer esa carta, ¿acaso algún enamorado del que no sepamos?— está vez es Sirius quien empieza a molestar, ocasionando que los otros merodeadores y sus amigas, Alice y Marlene, posaran sus miradas curiosas en ella.

Ignorando los comentarios de Sirius y la mirada de sus compañeros ella se avoca a leer la carta de su hermana que, con cada palabra plasmado ahí su corazón se llenaba de calidez, admitiendo para sí misma que quizás y tenga razón en cuanto al conocimiento, así como ansiando que ella pueda aprender a tocar el piano y deleitarse con lo que toque, no importa si lo hace bien o mal. Después de todo las palabras escritas solo hacían que ella la extrañara demasiado, y aunque aún persistía en ella el miedo de que volviera a la antigua Petunia, solo estás mismas palabras que ahora leía, le daban un gran consuelo y la tranquilizaban a partes iguales.
Al terminar su lectura, tomó la segunda carta y la guardó entre su túnica para cumplir con el recado de su hermana, aunque algo insatisfecha por no saber que regalarle, ya que a su parecer el agua del lago negro no era suficiente. Al menos esperaba que su carta de felicitaciones hubiese llegado a tiempo ayer.
Mientras ella está en sus pensamientos Sirius, sin consentimiento previo, toma la carta dirigida a ella

El silbido que sale de sus labios, termina por poner de malas a la pelirroja —¡Devuelve lo que no te pertenece, Sirius Black!

— Calma pelirroja, la carta de tu querida hermana está a salvó, pero ¿Qué no tu única hermana es esa muggle mala cara y envidiosa que jamás te escribía? — el suelta la pregunta con evidente duda, pero continuando leyendo aquello que no le interesa

— Última advertencia, Black. Te hechizare si no me la regresas— James, Remus y Peter estaban sorprendidos porque verdaderamente veían a Lily muy enfadada,

Sirius desvía la mirada de la carta ante el evidente enojo de la chica Evans — ¿o dejaras que ella me golpee?

Sin previo aviso Lily se lanzó, casi encima de James que se encontraba entre ella y Sirius, para jalar la carta. En un intento de Sirius  por alejarla de su alcance se hizo hacia atrás generando que está se rompiera. La mirada acuosa de la chica lo dejo atónito, y no solo a él, lo que dejó que ella le arrebatará el resto de la carta que tenía en su mano, para salir corriendo del gran comedor dejándolos sin palabras

— Bien hecho, Black. La has hecho llorar— y sin más se marchó para ir tras de su amiga, la dureza en el tono de Alice lo dejo atónito, pues ella jamás había Sido severa con nadie, pero está vez él había cruzado un límite.

—Bravo Black, tan agradable como siempre— está vez fue Marlene quien le lanzó ácidas palabras tomando rumbo junto a Alice

El resto de los compañeros más cercanos que escucharon la pequeña disputa estaban sin palabras, esperando que esto se solucionará de la forma más pacífica posible, pues a final de cuentas eran compañeros de casa.
En cuanto a James, él se sintió mal por la pelirroja que le comenzaba a gustar, sin embargo, para él había Sido una simple broma que no debió tomarse tan a pecho, quizás después le pidan disculpas y todo tan normal como siempre, sin entender, en realidad, que era lo que le había afectado a la chica.

Remus, quien es la voz de la razón en múltiples ocasiones, decidió intervenir después de meditarlo unos segundos — Sirius, creo que le debes una disculpa a Lily— los ojos de Sirius casi salen de sus cuencas al escuchar a Remus

— Que lo digas quizás signifique que sí— para sorpresa de Peter  Sirius había reconocido lo que dijo Remus de manera inmediata, y es que el carácter del mayo de los hijos Black en ocasiones era demasiado obstinado para su propio bien.
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Mientras tanto en los pasillos del castillo una pelirroja se encontraba llorando intentando dejar como nueva la primera carta que le había enviado su hermana, con magia pudo haber quedado como nueva, pero entre el llanto y la tristeza nada le venía a la cabeza, por lo que había optado por usar cinta adhesiva, misma que Alice y Marlene le habían conseguido antes de marcharse de vuelta al gran comedor, para darle espacio a Lily antes de las clases.

Para la mayoría de los estudiantes de otras casas, lo sucedido en la mesa de Gryffindor con los de cuarto año, había pasado desapercibido, excepto para cierto Slytherin pelinegro

—Lily ¿Estás bien? ¿Te hizo algo el estúpido Black?— su voz se suavizó, mientras se posicionada junto a ella para ver en sus manos la carta maltrecha— ¿Es de Evans?

Lily lo mira desconcertada sin procesar a qué Evans de refiere

— Tu hermana...

— Si, es de Tuney...— el susurro de Lily hace que quiera abrazarle, más no se mueve de la posición en la que está

La contempla por unos segundos —Uhm ¿Malas noticias?

— No— y otra vez las lagrimas brotan de sus mejillas
Está vez ella no llora por el incidente, no por lo que significa la carta, sino por el miedo, ese maldito miedo de perderla ahora que la tiene, ese temor de que ella vuelva a despreciarla. Sabiendo de que si llegase a recuperar sus memorias y volviera la Petunia que la odia, al menos tendría el consuelo de saber que su corazón la ama pues es algo que no solo le ha mostrado, si no que también viene plasmado en su primera carta, en esas letras llenas de amor fraternal y consejos sinceros.

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Valen oro
He aquí otro capítulo
Es de aproximadamente 1060 palabras

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