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Lily Evans había cambiado un poco su forma de ser, no para mal, hay que aclarar. Había aprendido a respetar las opiniones de los otros, aunque estas fuesen equivocadas, según ella, claro hablando de las artes oscuras; pues aquellas opiniones que atentaban contra la dignidad de los demás eran algo inaceptable, es por eso que en más de una ocasión reconsideró su convivencia con cierto grupo de Gryffindor, así como con su amigo Slytherin. Sin embargo, la comunicación con su hermana le había dado un panorama más amplio, se permitió ser mas tolerante, con ello se dio cuenta que a algunos solo les faltaba madurar; y otros eran demasiado orgullosos y llenos de sí mismos para su propio bien.

Le sorprendía como su vida había dado un giro tan radical a partir de la amnesia de su adorada hermana. Convertirse en la niña consentida de su hermana era maravilloso. No era tonta, siempre supo que había tratos preferentes dentro de la familia, incluso antes de que se supiera que ella era una bruja, lo que ella desconocía era la gravedad del asunto. Pueden acusarla de negligente u omisa, sin embargo, ella siempre quiso hacer de Petunia su favorita, en compensación a todo lo que pasaba, quería hacerle saber que siempre sería la primera persona importante en su vida, no Geraldine, no Harrison, solo Tuney, aunque esta pareciera odiarla y solo en contadas ocasiones la alejaba de aquello que considerará inferior a la pelirroja, haciéndola parecer una verdadera hermana mayor preocupada por las amistades de su hermanita. 

Todo se puso peor  al recibir su carta, ella tenía un don y su hermana no, esta vez su madre parecía haber olvidado que tenía otra hija y su padre la seguía, de vez en cuando recordando a su primogénita. Las cosas cambiaron cuando sucedió el accidente del verano de 1974. Vio a sus padres genuinamente preocupados por su hermana, sabía que si algo malo le pasaba, su padre no sabría como lidiar con la culpa, en cuanto a su madre, eso era algo difícil de decir. 

Por su parte sentía su mundo caerse, ellas habían discutido en días anteriores, Lily la culpaba por ser una mala hermana y alejarse, la trato de envidiosa, celosa y patética, palabras que en algunas ocasiones le oyó decir a su amigo y se le hizo fácil decírselas a su hermana en un arrebato de ira, no iba a justificar lo terrible que fue, ni decir que no estuvo mal al dejar que Severus le tratará así a su hermana mayor. Al final ella había sido tan omisa como sus padres, por eso intentaba entender a Petunia.

Los día siguientes a la perdida de memoria, la pelirroja vivía con la incertidumbre de que Tuney recordará lo que sea y volviera a su antiguo yo, cosa que, a pesar de haberlo hablado con su hermana, solo logró calmarla un poco. Era egoísta, ella lo sabía, deseaba con todos sus fuerzas que jamás recordara algo, llegó a un punto en el que investigó en la biblioteca de Hogwarts hechizos y/o pociones que la ayudarán a tener a su hermana sin recuerdos.

Su plan era sencillo, si su hermana recuperaba sus memorias antes de que ella se graduara de Hogwarts con una poción que le ayudará sería suficiente, pero si lo hacía después el hechizo obliviate funcionaría. Cabe aclarar que ese plan fue desechado después de una interesante charla.

—¿Planeando un crimen, Lily-flor?— la pelirroja saltó de su asiento al oír la voz de cierto chico con gafas.

—Me asustas, Potter— respondió, intentando juntar todos sus pergaminos y comenzando a cerrar los libros

—No es para tanto, pelirroja. —Comento encogiéndose de hombros— ¿vas a desmemoriar alguien conocido acaso?

—No es asunto tuyo, Potter. ¿Por qué no buscas a tus amigos y me dejas en paz?— dijo a la defensiva

—Oh vamos, déjame ver que tanto tienes ahí— dicho eso tomo uno de los pergaminos, justo en el que ella estaba anotando su plan, mismo que tenía nombres y notas adicionales -no fue muy inteligente de su parte a sabiendas de que hay muchos chismosos- incluyendo planes alternativos.

Petunia... Dursley? JAMÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora