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04 de septiembre de 1977

Medio día

Algo que amaba Petunia de vivir sola, eran los fines de semana que podía dormir hasta que su cuerpo dijera basta, sabía que Amilcares iría al rededor de las 5:00 pm lo que le daba suficiente tiempo para almorzar y arreglarse, finalmente era mayor de edad y al fin podría hacerse cargo de la tutela de Lily en el mundo muggle. 

Estaba en la cocina, terminando de preparar su desayuno de campeones, cuando se escucho algo que rascaba su puerta, cosa que la dejo extrañada, por lo que apago el fuego y se dirigió a ver que pasaba. Ni siquiera vio por la mirilla, pero cuando abrió la puerta sintió el impacto de algo abalanzandose sobre ella, haciendola caer al suelo

—¡Que demonios!— fue lo que alcanzo a decir antes de que el enorme perro negro se restregará con ella —¿Sirius?— preguntó sorprendida el perro ladró hacía ella, lo cual tomó como un sí —Dioses, no deberías estar aquí ¿Y la escuela? Carajo, ni para que lo intento, no me puedes responder

Sirius, se acercó a ella para que viese lo que había amarrado a su cuello, era un pergamino enrollado, al abrirlo se dedicó a leerlo:

Feliz cumpleaños, Castaña. 

No soy bueno con la palabras, pero afortunadamente en esta forma no las necesito, solo quería acompañarte en tu cumpleaños y hacerte feliz, James me ayudo, así que si piensas en golpearme, ten en cuenta que no debo ser tu única victima.

Aunque mi presencia maravillosa debería ser sufiente regalo, soy tan generoso que te conseguí algo que llegará junto al obsequio de la pelirroja.

Gracias por existir en este mundo del modo en que lo haces ¡Feliz cumpleaños!

Posdata: podrías alimentarme antes de regañarme o algo así, el viaje que hago es jodidamente largo y moriré de hambre

Con afecto.

Sirius Orion Black

Su risa se hizo presente mientras abrazaba al perro —Te agradezco mucho el gesto, pulgoso.— el Sirius resopló ante el nombre por el que ella lo llamo, haciendola reír nuevamente —No te enojes Sirius, pero no creo qu Sirius Black sea un nombre adecuado para un Perro, además...

Antes de que siguiera, fue interumpida por su querido amigo —Ese perro ¿es Sirius Black?— preguntó sorprendido, dejando sin habla a Petunia

—Ares, yo... creí que vendrías más tarde— dijo ella intentando desviar el tema y captar la atención de Ares, quien no dejaba de ver al canino y este simplemente lo ignoraba girando su cabeza

—Ese era el plan, pero traje comida para hacer un picnic y...— respondió con la vista fija en el animal —¿Cómo salió Black de Hogwarts?

—La verdad no tengo idea, pero parece que no puede volverse humano mientras este fuera del colegio— respondió Petunia

Sirius observó a Amilcares y comenzó a gruñirle —Melodía de mi vida, calma al perro o lo calmaré yo y no será agradable— dijo serio

—Sirius, ya basta, a la cocina ¡ahora!. Diablos, solo quería algo de paz.— exclamó cansada, viendo como el can seguía su instrucción con la cabeza gacha

—Lo siento, mi melodía, yo solo... No importa— se mantuvo en silencio, hasta que tomó su mano y deposito un beso en el dorso —Feliz cumpleaños, melodía 

Ese gesto le hizo sonrojar, pero ella le sonrío y lo abrazó en agradecimiento. —Te agradezco, Ares.

 —Tengo algo para ti, pero te lo entregaré más tarde, ahora ¿por que no vamos a comer? Hay un lugar al que quisiera llevarte— le dijo con emoción

Petunia... Dursley? JAMÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora