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El principio del fin...

31 de diciembre de 1974

Hogwarts 

Los días en Hogwarts parecían pasar con suma lentitud para cierto pelinegro, había pasado más de una semana desde que le escribió a la Evans mayor. No era que la echase de menos o que se sintiera ansioso por recibir algo de ella, solo tenía mera curiosidad del impacto de su regalo, había ocupado su valioso tiempo en ello, así que lo mínimo era sentirse agradecida y halagada ante tal obsequio, de tal modo que le desconcertaba el hecho de aun no tener en sus manos respuesta.

Salió de su habitación y tomó rumbo a la lechuceria para ver si ya había llegado el ave encargada de traer su correo, encontrándose  en el camino a cierto pelinegro de melena ondulada.

— ¿Tienes prisa, Snape?— el tono burlón se dejo ver en las palabras del Slytherin

— No es de tu incumbencia, Black. —respondió arisco, para pasarle por un lado, cosa que ocasionó una sonrisa en el chico y solo lo motivo a plantarse frente a él

— Vamos Severus, no deberías ser así con quien amablemente trae tu correspondencia...— mencionó burlón mostrando una carta, cuyo sello podría ser reconocido por Snape en cualquier lado, era de Petunia Evans.

La molestia se dejo ver en su rostro e intento arrebatarla de sus manos, pero el chico Black fue más rápido. —A veces eres igual de jodidamente irritante que tu hermano, Regulus— y con esa frase, el aludido se quedó estático, pues Snape había dado en un punto sensible, eso permitió que este tomará el sobre que le pertenecía.

—No me compares con ese traidor. —vio como su compañero Slytherin se daba la vuelta rumbo a la sala común mientras habría el sobre a una velocidad que para Severus sería normal, pero desde el punto de vista de Regulus era con demasiada premura.

— ¿De quién es la carta que la abres con prisa? ¿Una admiradora secreta? ¿La sangre sucia Evans?— Expreso algo exasperado, ya que su compañero Slyterin no le prestaba atención

— No llames así a Lily, no es como cualquier insulso hijo de muggles.— articuló hostil 

— ¿Entonces?— insistió

— Te repito, Black que no es de tu incumbencia— puntualizó dando por finalizada esa charla, para entrar a la sala común y disponerse a leer con tranquilidad su correspondencia.

En todo momento, mientras leía la misiva, su rostro jamás expresó alguna emoción, tenía una expresión neutra que no reflejaba absolutamente nada. Cuando terminó de leer, se dispuso a ir a su habitación compartida con Regulus Black, Evan Rosier y Amílcares Gasca esperando no ser molestado por ninguno de ellos. Cosa que no sucedió, tuvo que salir de la habitación dejando la carta en la mesa de noche a merced de los ojos curiosos de Regulus quien entro justo cuando Snape salía. 

Cuando la encontró en el suelo, su plan inicial era únicamente recogerla, pero sin querer divisó el nombre de su hermano mayor en ella, por lo que no pudo evitar leerla completamente. Estaba sorprendido de leer como su compañero había puesto esfuerzo en un regalo para una chica, en especial para una que, si esta en lo correcto, resulta ser la hermana muggle de la sangre sucia que tanto adora y defiende. Al terminar de leer resoplo y simplemente tiró la carta en la cama de Severus, para recostarse en su propia cama.

Petunia... Dursley? JAMÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora