Petunia... Dursley? JAMÁS

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DÍA 2

Amilcares jamás imaginó que se terminaría encontrando con la chica del anden 9 y 3/4, aun recordaba su nombre de cuando escucho a su familiar gritarle, Esta vez por azares del destino se la encontró en un lugar inesperado, anoche tardó en conciliar el sueño, pensando en que podría decirle, si podría invitarla a comer, a recorrer París juntos para conocerse mejor, un sin fin de posibilidades en las que podría aprovechar su tiempo con ella. 

A pesar de solo haber dormido pocas horas aun así se despertó temprano: desayuno y escribió algunas cartas para sus abuelos sobre el como marchaban las cosas, una vez terminando eso e impaciente por ver a la castaña, salió de su casa recorriendo las calles parisinas mágicas, terminando frente al teatro una hora antes de lo acordado. Se golpeaba mentalmente por hacer eso, sin embargo, no pudo evitarlo, estaba emocionado que sus pies lo llevaron ahí.

En cuanto a Petunia, bueno ella tuvo algunas dificultades esa mañana. Su práctica matutina no estaba saliendo como esperaba, quería posponer la practica, mas ella era consciente de su compromiso por la tarde, así que hizo uso de toda su capacidad como pianista, para que fuese su mejor ensayo, con el fin de persuadir a su mentor de que se le permitiera salir sin necesidad de un acompañante que la este cuidando, sin embargo, las cosas muchas veces no salen como uno las planea. Resulta que la melodía fue compuesta y tocada únicamente por hombres, esto quiere decir manos grandes en comparación con las de ella, por lo que para lograr que sonara bien, debía ser más rápida manteniendo una vista delicada. Cosas muy complicadas para una novata, pero si su mentor le exigía aquello era porque eso podía lograrlo, no hoy, pero quizás después.

El mentor de Petunia no era una mala persona, solo veía en ella un gran potencial. Cuando se enteró del concurso inmediato pensó en ella, por lo que tenerla bajo su tutela le permitía presionarla a ser mejor y destacarse de entre los concursantes. Él apreciaba a su aprendiz y conocía poco de su situación familiar, salvo detalles muy esenciales. Por lo que cuando ella le pidió permiso se tomó unos minutos para considerarlo, sabía que era una joven responsable, así que solo le dio un horario de toque de queda, bajo la condición de que se esforzaría más, cosa que la castaña respondió entusiasmada prometiendo mejorar.

PETUNIA

Salir con la familia de Damián era agradable. Ellos eran buenas personas y hacían que el ambiente entre ambos fuese más cómodo, sin embargo, inmiscuirme en sus planes no me es algo agradable, por lo que con el permiso de mi mentor pasear sola por París era muchísimo mejor, aunque a mi rubio amigo no le parezca eso, sobre todo por el "desconocido" con el que me reuniré. Estuvo a punto de contarle a sus padres sobre Amilcares solo para impedir que me encontrase con él, a menos que ellos me acompañarán. Logré convencerlo de que estaba bien y que era un conocido de mi hermana, por lo que no había peligro alguno, aunque ni yo estaba 100% segura de ello.

Para las 3:55 ya estaba cerca del punto de encuentro, pude notar que frente al lugar de reunión estaba cierto pelinegro con su poco común mecha plateada -al menos sabe ser puntual- me dije a mi misma. Me acerque a él que parecía algo perdido en sus pensamientos.

— ¿Llevas mucho tiempo esperando?— Pregunto haciendo que voltee hacía mí

—¡Que gusto verte! En realidad no mucho ¿Cómo estuvo tú día? ¿Quieres ir a comer? ¿A caminar? — Lanzó una pregunta tras otra sin darme espacio para responder

Me causa gracia, pero solo sonrió divertida —Tranquilo, una pregunta a la vez... veamos busquemos una cafetería y charlemos ¿Te parece?

—Lo que tú quieras, yo estaré bien con ello— finalmente me sonríe con tranquilidad, galantemente me presta su brazo, el cual tomo con cierta cautela y emprendemos rumbo, buscando una cafetería.