Petunia... Dursley? JAMÁS

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Julio de 1977

Los días tristes parecían no abandonar a la familia Evans, pues la perdida nuevamente se hizo presente... fue en un día soleado de verano que Geraldine Evans había dado su último respiro en los brazos de su hija menos favorita, otro trauma a la larga lista de Petunia. Lily había salido a una cita con James, mientras que Petunia y Geraldine compartían sofá viendo una película. Ese día Geraldine se levanto de la cama y arregló su habitación saco algunas cosas que ella catalogo como inservibles y le dio la opción a su hija mayor de elegir si quería conservar algo.

Al principio Petunia era algo reacia a tomar algo de ahí, pero si algo debía reconocerle a su madre era su exquisito gusto en prendas, pensando que era un desperdició que todo eso se fuera a la basura tomó aquello que le gustó, sin pensar mucho en que fueron de su madre.

Terminando ese viaje por su guardarropa, Geraldine despidió a Lily con normalidad, pero esta vez tomo a su hija mayor del brazo y la invitó a ver una película con ella. Lo que vino después fue algo que la castaña jamás olvidaría.

Su madre empezó a toser como si se ahogará, ella quiso ayudarle tomando su mano, pero Geraldine la rechazó empujándola —¡Vete!— le gritó con voz ahogadas

—No, mamá déjame te ayudo, vamos por tu maquina de oxígeno— expresó asustada

—¡Que te quites!— dijo cayendo al suelo y comenzando a sudar frío

—¡No, no, no! Mamá, por favor, aguanta— casi gritó, no sabía que hacer, por un lado podía ir a la cocina y llamar a una ambulancia, pero eso implicaría dejarla sola; o bien, acompañarla. Rezó porque cualquiera llegará y escuchará sus gritos, pero no pasó. Cómo pudo arrastró a su madre junto a ella hasta que pudo tomar el teléfono y pedir una ambulancia. Sin embargo, fue cuestión de minutos ver cómo su madre se apagaba. La mirada que le dio la dejo helada, como si su madre quisiera que se grabará a fuego ese momento y con una tenue sonrisa, casi imperceptible su alma abandonó su cuerpo...

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EL DOLOR DE PETUNIA
Si madre fue cruel con ella, no por lo que hizo en vida, sino por todo aquello que no hizo. Petunia estaba mortificada por como habían sucedido las cosas, revivió en su memoria la muerte de madame Jelly y solo pudo sentirse peor.

 Cuando Lily llegó a casa solo fue para encontrar a Petunia en un estado de seriedad absoluta. Quiso que James se marchará para hablar con ella, pero Petunia no lo permitió. Hizo énfasis en qué Lily necesitaría de su novio. Finalmente le dio la noticia, esta vez Petunia no lloró, no más de lo que lo había hecho.

Sin saber ante las lagrimas y negación de su hermana solo se acercó a ella—Lo siento mucho, Lily— dijo colocando una mano en su hombro

—¿Lo sientes? ¿De verdad lo haces?— cuestionó molesta y con el llanto manchando sus mejillas 

—¿De qué hablas, Lily?—preguntó, mientras que James se mantenía en silencio abrazando a la pelirroja

—¡Todos mueren, contigo! Primero la vecina, papá y ahora mamá, no me sorprendería que la siguiente sea yo— dijo hiriente —Al final solo traes muerte y ni siquiera pareces lamentarlo...

—Lily...— le susurró James intentando que se calmará, mientras Petunia se mantenia viendola

—¿De verdad crees eso? ¿Piensas que no me duele? ¡También era mi madre, Lily!— le gritó acercandosé a la pelirroja que la veía más molesta —Preferiría ser yo antes que tú, llora, grita si quieres, pero no me culpes de algo en lo que no tuve control.