14 de febrero de 1976
Hogwarts
Fue a la hora de la cena en la que James Potter encontró a su amigo en el gran comedor, este parecía haber olvidado cualquier clase de modales mientras se atragantaba con la comida, había pasado mucho tiempo buscándolo que de algún modo le molestó el verlo tan tranquilo intentando engullir un trozo de pan, mientras él atravesaba una crisis gracias a cierta Gryffindor.
—¿Dónde carajos te metiste canuto?— Preguntó James colocándose junto a Sirius.
—Ewawa offwabo— respondió Black, aun con comida en la boca
—No te entendí un carajo, pero alabado quien sea que tu madre no esta aquí o te recordaría usar modales a punta de varita— resopló al tiempo que rodaba los ojos
Sirius trago lo que tenía en la boca y le dijo a James que le explicaría una vez terminará de comer para verse en la casa de los gritos junto al resto de los merodeadores.
James curioso por la historia de su amigo se marcho rumbo a la sala común
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Romper las reglas era la actividad favorita de los merodeadores, cuando pasó lo del accidente de Snape hace dos años, bajaron de nivel sus bromas y redujeron sus ataques a la constante victima de Slytherin, sin embargo, jamás dejaron de hacer bromas aquí y allá.
San Valentín era un excelente día para hacerles bromas a las parejitas y todos se habían dispersado, desperdiciando así un día que pudo ser muy fructífero. Por lo que Cornamenta, colagusano y Moony esperaban una muy buena historia para su ausencia.
—¿Dónde estuviste, Sirius? Te dieron bastantes chocolates las chicas de Hufflepuff— fue Peter quien inmediatamente preguntó, para él James y Sirius eran dignos de admirar, ellos dos siempre lo apoyaban, así como lo hacían con Remus, sintiendo un especial apego por James.
—Comprobé una teoría sobre nuestra forma animaga...— dijo sonriente y emocionado
—No lo hiciste, Sirius...— Esta vez fue Remus quien habló, su tono sonaba sorprendido, misma sorpresa que reflejaban los rostros de los otros dos
—Fue demasiado fácil, tome mi forma de perro y salí por el pasadizo de la casa de los gritos, tome el autobús noctambulo, aun en mi forma, y fui...— Se detuvo abruptamente de su explicación ante la información que estaba a punto de revelar. Si bien no tiene problema con ir aceptando ciertas cosas, el hecho de halarlas con sus amigos era algo que le daban, hasta cierto punto, vergüenza.
—¿A dónde fuiste?— De todos los merodeadores, Peter fue el único que no prestó atención a la incomodidad del pelinegro por revelar información, por lo que su pregunta fluyó con genuina emoción.
—Bueno yo...— contestó nervioso colocando una de sus manos en su nuca —No sé como hablarles de esto...
—Oye, amigo, esta bien si no quieres decirlo—le consoló James a lo que lo otros dos asintieron con la cabeza, dándole razón— lo importante es que sabemos que salir de Hogwarts no es imposible— dio mientras le sonreía
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Remus y Peter se marcharon antes, dejando a Black y Potter en la casa de los gritos.
—Cornamenta ¿Te gusta la pelirroja?— soltó la pregunta de golpe el pelinegro
James se sorprendió, su respuesta no fue inmediata —La verdad, no estoy seguro... Me molesta verla con quejicus, ella es demasiado amable para mandarlo al demonio...
—Ya veo— fue lo único que respondió Sirius, mientras se quedó pensativo, considerando si contarle su aventura de hoy
—Canuto, a ti te gusta la Hermana de Lily ¿verdad?— esta vez fue el chico de lentes quien preguntó, pero él ya conocía la respuesta, alguien tan engreído como su amigo no rogaría atención de una chica, pero la mayor de los Evans parece la excepción.
En respuesta el pelinegro suspiro —En realidad hoy fui al mundo muggle a verla... yo... no me iba a mostrar como mago, eso me expondría a que el ministerio supiera que hice magia fuera de Hogwarts, simplemente quería saber si estaba bien... Al parecer si lo esta, bastante diría yo, ya que parece tener novio. Alguien muy sin chiste, si me lo preguntas, poco atractivo de un rubio muy soso y sospecho que pobretón porque solo le regaló una triste rosa blanca...
—¿Qué hiciste?— Lo miró algo serio su amigo
—¿Yo? ¿Me crees capaz de hacer algo?— respondió el pelinegro con fingida inocencia
—Sirius, le diré a Remus y Lily que tu arruinaste la tarea de este, y no fue el gato de ella como les hiciste creer— amenazó James
—¡Eses es un golpe bajo, cornamenta! ¿Traicionarás a tu amigo y cómplice de bromas?— Dramatizó
—¡Ya confiesa, Black!— dijo exasperado
Sirius alzo sus manos en señal e rendición —Bien, bien. No hice nada en realidad, solo le quite la rosa a Petunia y perseguí a su noviecito fuera de la calle— dijo restándole importancia al asunto, aunque James se estaba desatornillando de la risa.
—No te rías, James. Es serio, ese tipo no parecía estar a su nivel. Al menos algo así diría el difunto señor Evans, creo.— finalizó
—¿Y tú por qué crees eso?— mencionó dudoso
—Cuando me veía cerca de ella, su mirada era como evaluándome y haciéndome menos— dice mientras hace un movimiento como si tuviera escalofríos ante ese recuerdo
James nuevamente se ríe y solo niega con la cabeza —Entonces de verdad te gusta...— esta vez no pregunta, solo afirma con cautela.
—Cornamenta, no puedo asegurarlo, pero aunque sea su amistad quiero tenerla, algo en ella resulta atrayente, no importa lo que haga...— finaliza con suspiro
—Hermano...—dice James colocándole una mano en el hombro a su amigo, este voltea a verlo esperando que continúe —estas acabado— dicho eso se ríe para salir corriendo con Sirius tras de él
—Ya verás cuando te atrape, Potter.
Ambos entre risas y diversión se macharon, sin darse cuenta de que alguien había escuchado su conversación.
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Peter Pettigrew siempre se sintió extraño, por mucho tiempo quiso agradar a todos, hasta que conoció a James y Sirius, siempre los creyó unos Héroes, eran divertidos y lo tenían todo: atractivo, estatus y riqueza, que dos personas así lo incluyeran y siempre lo trataron como uno de los suyos, parecía un sueño.
Cuando se convirtieron en animagos todo fue para mejor, su vinculo de amistad se había fortalecido y había algo más que los unía, un secreto. Él creía que la confianza que se tenían era única, un ejemplo de ello era la condición de Remus y su conversión a animagos, sin embargo, escuchar como sus mejores amigos hablaban de chicas y sentimientos, esas cosas cursis que salen en los momentos de vulnerabilidad, le removió algo: celos ¿tal vez? ¿Envidia? ¿Enojo? Ni él sabría distinguirlo, pero si algo era seguro es que lo habían herido.
No tocaría el tema y seguiría como si nada. Ellos seguirían siendo sus amigos y él seguiría perteneciendo a los merodeadores. Los reyes de Hogwarts. Porque al final del día eso no era algo que arruinará su amistad o el aprecio que les tiene a sus dos amigos... Después de todo la lealtad no es frágil... ¿o sí?
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1137 palabras
De verdad me han motivado a escribir como no tienen una idea, las amo montones.
Mil besitos
Déjenme sus opiniones, comentarios, lo que quieran <3

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Petunia... Dursley? JAMÁS
Fiksi PenggemarLeí de reencarnaciones y transmigraciones, pero jamás imaginé que terminaría de este modo. Una prueba más de que cuando el universo quiere joderte, es que QUIERE JODERTE "Oh mierda, Vernon por favor ya te dije que no saldré contigo, ahora largo" "Li...