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Septiembre 1975

Entre idas y venidas fue tiempo de que las hermanas Evans retomaran sus caminos. Petunia, paso su cumpleaños acompañando a Geraldine a sus citas medicas, después de una felciitación seca y carente de emoción, lo bueno pasó cuando Harrison la recibió en casa con una orquilla para el cabello acompañada de un pastel. Mientras que en su cama descansaban algunas cartas y varios obsequios, emocionada rebusco entre cada cosa algo que fuera enviado por su hermana y por Severus: de la primera encontró un anillo de humor con un onix que cambiaba de color según el estado de animo, cosa que inmediatamente se probo; y del segundo no encontró absolutamente nada, ni una carta, pues el resto de los obsequios era obvio que estos pertenecían a los Gryffindor.

La tristeza se hizo presente, pero no quiso enfrascarse en ello, entendía que la situación de Severus era complicada y quizás prefirio mejor no madar nada, al final solo lo justifico, pues de algun modo había vuelto a su extraña relación con Severus. No era fácil volver a convivir con él después de todo lo que pasó en el verano, sin embargo, recibir sus cartas alimentaban el cariño que ya llevaba tiempo creciendo en ella, mas esto no la hacía ciega, podía ver la forma en la que él veía a su hermana menor. Esa mirada llena de afecto inocente y devoción, algo que la hería, porque su hermana parecía tenerlo todo. No es que creyera que no lo merece o la despreciará por ello, sin embargo, había veces en las que ella quería algo que le fuera exclusivo y eso eran sus cartas con Severus, el como elogiaba su inteligencia en contadas ocasiones o como le animaba con su sarcasmo.

Mentiría si dijera que todo fue perfecto en su relación plagada de "cordialidad", pues la realidad es que hubo momentos en los que Severus hacía alarde con sus amistades elitistas de como tenía una mascota muggle para su entretenimiento, por su cumpleaños no le mando nada pues a palabras de él no gastaría su tiempo en cosas absurdas. Sus dos compañeros de habitación tenían mucho que decir respecto  a lo que decía Snape, cada uno por diferentes motivos: el más joven de los Black, porque tenía un concepto de lealtad que parecía no ser cualidad de Severus; y Amilcares quien desestimaba las ideas puristas. 

Si bien, jamás lo dijo frente a Lily o alguien a quien le importara Petunia, eso no hacía menos terrible cada palabra asqueada y cada burla que salia de su boca cuando alguien le preguntaba por las cartas de la hermana Muggle de la sangre sucia Evans. El arrepentimiento por lo dicho jamás era más fuerte que el orgullo que mostraba y la pertenecia que le hacían sentir los compañeros sangre pura de su casa. Al menos se puede decir que le guardaba cierto respeto a Petunia al mantener en privado el contenido de cada carta que ella le escribía con información tan variada y distinta. Sin embargo, para Amilcares Gazca le era repulsivo ver como su compañero pasó de apreciar los obsequios de la castaña a hacerlos menos, como si tuviese algo mejor que lo dado por ella, en alguna ocasión incluso solto un par de comentarios cargados de hostilidad hacía este desagradecido pelinegro, porque de algún modo hubiese querido ser él quien formará amistad con aquella dama, aunque la respuesta que recibió de él fue un simple "Metete en tus asuntos" dando por  zanjada cualquier charla o discusión.

Su curiosidad inicio cuando la vio golpear al menor de los Black en el callejon Diagon, admitía para si mismo que era un excelente puño, sin embargo, solo fue la sorpresa incial. Cuando la vio en King Cross el 1ro de septiembre solo le dio una mirada de reojo y siguió como si nada, su interes se hizo presente cuando en alguna ocasión, por accidente, tiro las cosas del escritorio compartido en la habitación, sobre este estaban diversos papeles y entre ellos las cartas que Severus recibía de aquella chica. Más por chisme que por otra cosa, y como no había nadie en la habitación, se le hizo fácil leer todas y cada una de aquellas misivas encontrandola fascinante. Por eso el día que vio a Severus con una carta en sus manos se animo a pedirle que los presentará, entendía porque él era cercano a ella y esperaba sus cartas, lo que no le quedaba claro era porque burlarse así de ella.

Octubre 1975
Los días habían pasado a una velocidad impactante, Petunia se mantenia en contacto con 3 personas de Hogwarts: Severus, Sirius y su adorada Lily, pero eso no significaba que ella no tuviese amigas, de hecho en su colegio compartia amistad con tres chicas de su grupo, si bien ella no era del gusto de los chicos como lo eran sus amigas, eso no le afectaba en lo más minimo, pues su corazón juvenil se encontraba ocupado por alguien más, cosa que mantenía solo para ella.

Al ser el mes de brujas, ella se encontraba emocionada, su madre había permitido que colocara algunas decoraciones acorde a la festividad, por lo que ella y su padre se pusieron manos a la obra para decorar todo, ese día compartieron risas y diversión, Harrison le recordo cuanto la amaba y lo orgulloso que estaba de la maravillosa señorita en la que se estaba convirtiendo.  Extrañamente Geraldine decidió unirseles después de escuchar a su marido entonar una extraña y desafinada canción, ese día ella mostro una expresión diferente a su hija mayor, se permitió sonreirle con ternura al verla a ella y su marido disfrutar de la convivencia, una imagen maravillosa, digna de retrato. Sin imaginar lo que se venía...

En ocasiones vivimos momentos tan maravillosos que en realidad ni siquiera imaginariamos que sería el último, cuando partes del mundo sintiendo que hiciste poco o nada, que querías ver a tu hijas presdilecta, te marchas con arrepentimientos, pero no los suficiente para que tu espiritú siga en este plano. A las personas que nos quedamos, a veces, quizás en más ocasiones de las que quisiera expresar, el solo pensar en todo aquello que faltó por vivir junto a las personas que se han ido, es algo que tortura y genera una culpa inmensa, nos llega a ahogar de dolor y sufrimiento. La perdida inesperada consume, más cuando sabías que la otra persona no tenía intensiones de irse tan pronto. Al final solo suplicamos a la nada por más tiempo -Solo un poco más, pues no se ha dicho todo lo que se tenía que decir, faltan tantos abrazos por dar y sonrisas por recibir, quiero conservar la calidez que me has mostrado- son las suplicas de nuestra protagonista que entre su mar de pensamientos aun no sabe como le dira su hermana que es hora de decirle adiós a una de las personas que ama...

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1142 palabras mis preciosas y preciosos lectores/as

Amenme porque les ando actualizando seguido jajajajaja

Comentenme que les parece

Lloren conmigo como yo lloré escribiendo.

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MIL BESITOS <3

Petunia... Dursley? JAMÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora