𝔅𝔦𝔱𝔢 𝔐𝔢 - 𝔜𝔞𝔫𝔤 𝔍𝔲𝔫𝔤𝔴𝔬𝔫 𝔵 𝔗𝔫

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[ horas más tarde - 4:40 am ]

Baje las escaleras con un gran dolor de estómago por la falta de alimentos y me dirigí directo a la cocina.

Abrí una de las heladeras y saqué lo primero que encontré, fideos hechos.

Lo dejé en la mesa y allí me senté observando el platillo frío que me hacía no tener apetito.

— ¿quieres volver a Londres? — preguntó Heeseung.

— Estoy en Londres.

— No, aquí estás en yangarkebiz. Cruzando el bosque encontrarás Londres.

Solté un suspiro hondo y miré a Heeseung.

— No quiero abandonarlos... — susurré.

Las manos de Heeseung pasaron por mi mejilla y su pulgar acarició mis labios.

— No es un abandono. Es un descanso... — aclaró — morirás en estas paredes antiguas.

Mis lágrimas se deslizaron hacia sus dedos y cerré mis ojos para próximamente agachar la cabeza.

— Tn... tú sabes que es lo mejor.

— ¿mejor para quien? ¿Para ti Heeseung? — preguntó Jungwon quien se mantenía apoyado en la entrada del comedor con un vaso de sangre en sus manos.

— ¿Sabes que es un castigo serio el hecho de que hables con intenciones con mi mujer y la madre de mi hijo? — preguntó Jungwon.

Tomé distancia de Heeseung y miré el plato de fideos fríos.

— ¿ahora puedes llamarla como algo tuyo? — preguntó Heeseung.

— Estoy cansado de ti heeseung. Desaparece ahora y deja que arregle mis asuntos.

— No-

Me levanté de mi asiento dejando el insulso plato de fideos fríos y comencé a caminar hacia las escaleras ignorando ambas miradas.

— Esto no es lo que tú querías para ella. — advirtió Heeseung furioso en un corto susurro.

Una vez en mi habitación, abrí el cajón donde estaban las pastillas de vitamina que debía tomar y empecé sin siquiera pensarlo a vaciar todo el frasco.

No soportaría ver a Max crecer y nunca poder acercarme a él.
No soportaría ver a Jungwon amar a alguien que no fuese yo.

Lamentablemente, durante estos 6 años. Mi dependencia siempre fue Jungwon.

¿Cómo cerrabas una etapa que te brindó el mejor apoyo que tuviste en toda tu vida?

¿Como olvidas a Jungwon?

Jungwon es mi verdadero amor...

Luego de haber vaciado el frasco, bajé hacia la cocina y busqué entre las heladeras alguna botella de alcohol.

— Joven señorita. ¿Qué necesita? — preguntó una joven con una enorme sonrisa.

— ¿podrías buscarme alcohol? — pregunté.

— No tengo permiso para que usted beba alcohol. Disculpe joven señorita.

— ¿no? ¡que estupidez! — grité molesta.

— El noble sucesor no nos lo permite. — respondió la joven en una reverencia — Mis más sinceras disculpas, joven señorita.