𝔅𝔦𝔱𝔢 𝔐𝔢 - 𝔜𝔞𝔫𝔤 𝔍𝔲𝔫𝔤𝔴𝔬𝔫 𝔵 𝔗𝔫

46

— ¿qué número les gusta? — preguntó Heeseung revisando su teléfono con tranquilidad.

Jungwon me miró aún estando en el suelo y agachó la cabeza con dolor.

— Un número. — ordenó Heeseung.

— ¡Deja de lastimar a Jungwon! — ordené asustada.

Jungwon volvió a vomitar dejando un asqueroso charco de sangre en el suelo.

Esta pálido...
Jungwon necesita ayuda urgente...

— Bien. — aceptó Heeseung.

Jungwon cayó arriba del charco de sangre y me levanté queriendo ayudarlo.

— Siéntate.

Me quede en silencio e hice caso a la orden de Heeseung.

— elige un número porfavor.

— 76...

— del 1 al 31. — aclaró.

— 26...

— Excelente día. Sabía que lo dirías, creo que estará lloviendo o nevando pero de todas maneras no será problema. — respondió Heeseung levantándose del sofá.

— ¿qué será problema?... — pregunté.

— El 26 será el inicio. — contestó Heeseung mirando el reloj. — Tienen 2 semanas de vacaciones.

— ¿¡Inicio de que!? — pregunté alterada.

— No me grites. — contestó molesto — No soy sordo.

Heeseung se levantó y caminó hacia la puerta.

— No lo entiendo... — murmuré — tu no eres el Heeseung con el que me despedí aquella noche.

— Ese Heeseung no existe. — respondió con seriedad — Me sorprende tu estupido comentario.

Heeseung cerró la puerta y miré a Max el cual estaba escondido detrás del sofá.

— Max... tu...

Caminé hacia él y le di mi teléfono para que viera videos.

No quiero que vea a Jungwon así...

[ 4:30 pm ]

Pasé la esponja por el cuello ensangrentado de Jungwon sin dejar de ver su rostro.

Aun no ha despertado...

— mamá...

— ¿qué pasa Max? — pregunté.

— ¿se va a despertar papá? — preguntó Max con preocupación.

— Claro que lo hará... ve a ver dibujos... ya iré yo.

Max se retiró del cuarto.

Jungwon movió su cuerpo con brusquedad y giró su rostro mirando a cada rincón del cuarto de baño.

— ¡Hey hey! — grité — Cálmate Jungwon.

Apoyé mis manos en el hombro de Jungwon y lo intenté calmar.

— ¿y... y Heeseung? — preguntó agobiado.

— Se fue... — murmuré.

Me volví a sentar al lado de la tina y seguí mojando su cuerpo con la espuma.

— ¿acaso me lastimó ? — preguntó confundido.

— No... vomitaste demasiada sangre y luego te desmayaste encima del charco. — respondí.