🪻Capítulo 71. El otro lado de las malas acciones🪻

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Shastia salió de casa, pero no regresó en mucho tiempo a diferencia de lo habitual. Entonces, Roderick miró con preocupación hacia la silenciosa puerta mientras cuidaba de Alea.

*Chirrr*

—¿Shastia?

¿Cuánto tiempo pasó? Finalmente, cuando se escuchó la puerta abriéndose, Roderick dejó en la cuna a la dormida Alea y corrió hacia la entrada.

—Ah, Roderick...

La Shastia que encontró tenía una apariencia que no imaginó.

—Tú... por qué...

¿Por qué estaba cubierta de basura y restos de comida? No había parte de su cabello, rostro o ropa que estuviera limpia.

Aunque estaba desconcertado por la situación inesperada, Roderick se acercó a Shastia, que intentó alejarse a toda prisa, y preguntó con una rabia estremecedora.

—¿Quién te hizo esto?

—Roderick... No pasó nada, es solo que ocurrió un accidente...

—No intentes ocultarlo con mentiras. ¿Los aldeanos hicieron esto?

Roderick cuestionó a Shastia, quien se estremeció ligeramente mientras evitaba mirarlo, y pronto recordó la actitud de los aldeanos hacia Shastia y Alea.

—...

Como si la respuesta fuera "sí", Shastia abrió mucho los ojos y se quedó en silencio.

—Hah... —Roderick suspiró—. ¿Cómo demonios ha podido esa gente del pueblo... insultar tanto a una persona tan buena y amable como tú?

Roderick no tenía dudas de que la razón por la que la lamentable mujer frente a él lo salvo no fue para intentar sacarle dinero, sino por su corazón puro de querer mantener con vida a alguien que estaba desmayado desangrándose. Incluso en su mala situación actual, ella lo cuidaba con mucha sinceridad.

Por eso, Roderick estaba aún más furioso por el comportamiento de los pueblerinos que rechazaban a una pobre mujer que no tenía en quien confiar, e incluso la intimidaban.

Shastia, que llevaba un rato derramando lágrimas de sus ojos rosados, inclinó la cabeza como si tratara de ocultarse.

—... Estoy bien.

¿Estaba tratando de proteger a los aldeanos?

—¡Qué demonios!

Roderick, que gritaba con ira hacia la amable mujer hasta el punto de sentirse frustrado, se detuvo al escucharla.

—Porque usted, Señor... No me odia ni me desprecia... Sino que me ve tal como soy.

—...

—Estoy bien ahora. Así que, por favor, no se enfade...

*Thump. Thump*

El corazón de Roderick latió con fuerza.

¿Qué clase de vida bizarra ha tenido... Para estar tan agradecida por un favor natural concedido por el hombre al que le salvó la vida?

—... No llores.

No sabía qué más decir, así que vacilantemente, Roderick miró con lástima a la pobre mujer que lloraba y extendió la mano para secarle las lágrimas de sus mejillas sin importarle que estuvieran manchadas de suciedad.

Al día siguiente, con el pretexto de salir a caminar, Roderick visitó al jefe de la aldea y le habló de manera prepotente.

—¿Por qué acosan a una mujer pobre e indefensa con tanta malicia? Creo que mi ira disminuirá un poco si escucho la razón.

Nacida como la hija oculta del protagonista masculino y la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora