🪻Capítulo 37🪻

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Una enorme cortina de agua azul oscura bloqueó a la cosa negra que se acercaba a mí.

"Eso" desapareció sin dejar rastro alguno tan pronto como tocó la cortina creada por Náyad.

—[¿Estás bien? ¿Tienes alguna herida?]

Náyad emergió de la niebla brumosa y me agarró apresuradamente los brazos para comprobar si tenía alguna herida.

—Parece que nos atacaron unos asesinos. Ahora Eshimed está luchando solo. ¡Náyad, por favor, ayúdame!

—[Asesinos... entiendo.]

Náyad, cuyo rostro se puso rígido, enderezó su cuerpo inclinado.

*Shpaaaa*

Apareció una columna de agua similar creada por Náyad en la ciudad de Thelma cuando el anexo estaba en llamas. Sin embargo, esta vez la corriente de agua se extendió en todas direcciones en forma de un enorme anillo, dando vueltas alrededor de Náyad y de mí, como si tuviera vida.

*¡Klanck!*

La niebla escalofriante tocó el agua y desapareció.

Mi campo de visión se fue aclarando poco a poco, y bajo el brillante sol del mediodía, los invitados no invitados se encontraban aquí y allá empuñando espadas con cuchillas curvadas en forma de media luna.

—¡Los caballeros...!

Ni siquiera podía ver a los sirvientes.

«¿Dónde están todos? ¿Quiénes son exactamente estas personas?»

Ominosamente, los atuendos negros me recordaron a los de asesinos.

Las columnas de agua, que flotaban en el aire como si tuvieran vida, se movieron para atrapar a los asesinos, pero ellos blandieron sus espadas y cortaron la corriente de agua con suma facilidad.

—¡...!

—[Cielos...]

Un desconocido rastro negro desapareció sin dejar rastro alguno, y la corriente de agua fue cortada por la espada... Literalmente no había rastro alguno del agua, como si hubiera sido devorada. No, desapareció como si no hubiera existido en primer lugar.

La corriente de agua que fue provocada directamente por un Rey Espíritu, no por nadie más, desapareció por completo.

—... Imposible.

Parpadeé, petrificada por la consternación ante la escena que acababa de presenciar.

—[... No puedo ver a tu compañero. ¡Me encargaré de esto, así que ve a buscarlo!]

Náyad hizo que volviera a la realidad.

Toda la niebla había desaparecido, pero seguía sin poder ver a Eshimed.

Un gran círculo de agua me rodeaba como si quisiera protegerme.

—¡Eshimed! —grité mientras me ponía de pie.

Al no ver a Eshimed por ninguna parte, mordí mi labio inferior hasta que me ardió.

*Tap. Tap*

En medio de la tensa situación en la que luchaba un Rey Espíritu, atravesó mis oídos el sonido de unos tranquilos pasos pausados.

Levanté lentamente la cabeza.

No muy lejos, entre los arbustos, ondeaba un collar negro.

—Hah, ¿cuánto tiempo ha pasado? —preguntó una voz tan seductora que resultaba lánguida e incluso dulce.

Nacida como la hija oculta del protagonista masculino y la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora