🪻Capítulo 89🪻

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Fue una confesión apasionada, pero Mekayla habló con calma sin cambiar su mirada.

—Señor Elial, soy mortal. Incluso si no es en este momento, enfrentaré la muerte en un futuro.

—[¡Puedo soportar eso incluso si mis entrañas son aplastadas!] —gritó con fuerza Elial sin poder contener su ira.

Incapaz de contener sus emociones, Elial miró a Mekayla con los ojos chispeantes al rojo vivo y continuó hablando con amargura.

—[No quiero perderte a manos de Arcano... No podré soportarlo.]

—...

—[Así que sigue mi voluntad. De todos modos, a excepción de la niña que ama Illipia, tu discípulo y ese joven, todos los demás son tan insignificantes que no tienen ninguna influencia significativa en el destino futuro.]

Mekayla suspiró, pensando para sí misma que sabía que Elial actuaría de esta forma.

—Te lo preguntaré una vez más, señor Elial. En todo el tiempo que he vivido, ¿ha habido alguna vez un momento en el que usted haya quebrantado mi voluntad?

—...

Elial no pudo responder y mantuvo la boca cerrada.

—Cuando miro hacia atrás en mi vida hasta ahora, cada momento que elegí fue el camino correcto. Así que, una vez más, me gustaría elegir mi destino —añadió Mekayla con una sonrisa.

—[... Mekayla.]

—Pero ya estoy vieja, así que ahora déjame darle todo a la niña que ama Illipia.

Elial, que miraba la sonrisa ingeniosa que a menudo le había mostrado Mekayla cuando era joven, no pudo formular ninguna objeción.

—Presidenta...

—Baja y trae a la Princesa Heylian y a mi discípulo. El Rey de Nisha seguramente estará a su lado.

—Entiendo.

El viejo miembro de Lythera, como si hubiera adivinado vagamente las intenciones de Mekayla, inclinó la cabeza con los ojos enrojecidos y mostró respeto.

Mekayla me hizo un gesto con la mano para indicarle que se retirara, luego volvió a mirar el cielo oscuro.


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—¡Princesa, está aquí!

—... ¿Joven Idris?

Mientras deambulaba entre la multitud con Ryat, buscando a Eshimed, escuché la voz de alguien llamándome.

Tras un momento, vi a un chico familiar acercándose entre la multitud.

Idris me miró con lágrimas en los ojos, sonrió aliviado y me tomó de las manos con fuerza.

—Me alegro mucho de que esté a salvo.

Nacida como la hija oculta del protagonista masculino y la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora