🪻Capítulo 69🪻

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En cuanto entró a la residencia del Duque Kandel, sintió las escamas terriblemente frías de una serpiente recorriendo lentamente todo su cuerpo.

Arcano le estaba revelando descaradamente su presencia.

—¡...!

Judith apretó los dientes con odio mientras corría hacia el edificio principal, que poco a poco fue consumido por la oscuridad.

*¡Shhhaaw!*

—¡No mires atrás!

El horror de cientos de vidas desmoronándose sin forma y siendo devoradas por la oscuridad.

De pie frente a una estatua con la forma de un ser repugnante que no quería volver a ver ni siquiera en sueños... Se encontraba el niño que amaba.


—[Si quieres tener una muerte pacífica... Hay algo que nunca debes olvidar durante el resto de tu vida venidera...]


Su cabeza estaba en blanco, carcomida por una ira que le dificultaba el pensamiento racional.

—[Esta larga guerra ha dejado graves daños en tu alma.]

*¡Qugugung!*

—[En el futuro, nunca debes usar imprudentemente el mismo nivel de poder que has estado usando hasta ahora.]


Ante la terrible edad de la traición, el consejo dado por un ser que recordaba los largos años del universo se desvaneció sin forma.

Judith, que había suprimido el círculo de invocación hasta el punto de no poder soportarlo más, fue aplastada por el inmenso poder de Astrappe y se quedó sola frente a la estatua del ser oscuro...

—¿Tía abuela...?

Mirando a los ojos del inocente niño que no tenía ni idea de lo que su abuelo y padres intentaban hacerle, Judith ignoró el dolor que sentía en todo su cuerpo y agarró como pudo la mano de Meinhardt para protegerlo.

—¡Qué estás intentando hacerle a este niño! —gritó, derramando la rabia y la ira que llenaban su alma.

Los miembros de la familia Kandel, que rodeaban los sacrificios, se aterrorizaron y se miraron entre sí incapaces de actuar.

—¡Detente! —exclamó el único de la familia que podía hacerle frente a Judith Sephemia Kandel—. ¡Judith Sephemia Kandel, qué estás haciendo!

Quien rompió el silencio y gritó fue su medio hermano, Jordi.

—¡Cómo te atreves a interferir en asuntos familiares serios! ¡Vete ahora mismo!

Asuntos familiares serios...

Judith estalló en carcajadas porque simplemente estaba desilusionada del comportamiento de su medio hermano, que llamaba asunto familiar serio a un acto tan cruelmente codicioso y feo.

—¡Quítate del camino! ¡Esto es por la familia!

—¿Qué? Por la familia... ¿Tratas de sacrificar a un niño de nueve años al Rey Espíritu de la Oscuridad? —preguntó Judith con una sonrisa lánguida.

Como su hermano pequeño, al que no pudo proteger aquel día y vio morir impotentemente... Asustada de pasar por lo mismo, apretó con fuerza innecesaria la mano de Meinhardt.

En el momento que confirmó la pequeña y débil vida a su lado, una rabia insaciable llenó su alma y empezó a arder como si nunca fuera a extinguirse.

Nacida como la hija oculta del protagonista masculino y la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora