𝓒𝓮𝓵𝓸𝓼

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Narra Sonic

Han pasado casi tres años desde que me case con Blaze, y que puedo decir, ha sido la decisión correcta, ah, recuerdo que éramos el típico cliché del chico deportivo y la chica tímida, y pese a que ella tuvo sus título profesional con honores y demás, dijo que deseaba ayudar en casa, con esos diplomas en su currículum, ella no busca trabajo, el trabajo la busca.

Pero como dicen "no todo es color de rosas", Blaze desde que dejó esa actitud tímida y tranquila, ha evolucionado, ahora siendo alguien mandona y celosa, llegando al punto de que hemos tenido discusiones tan fuertes que ha llegado a llorar, tengo mis métodos para que ella deje de llorar.

Pero pese a todo, seguimos aquí, estando unidos ante las estúpidas confusiones, pero a veces, parece que ella quiere ser la única mujer en mi vida.

Digo, me gusta que se noté algo preocupada sobre mi fidelidad, eso quiere decir que le importa que la siga amando, pero entre más pasa el tiempo, esos ataques de celos cada vez se vuelven más fuertes, al punto de costarme una importante amistad.

Ya estoy volviendo del trabajo, agotado, hambriento y con ganas de dormir hasta la siguiente semana.

Narración.

El erizo llegó a su hogar, notando como todas las luces del hogar estaban apagadas, cuando las encendió, notó a la felina sentada en el comedor.

-¿Por qué llegaste hasta ahora?- Eran casi las once de la noche, cuando normalmente el cobalto llegaba a las nueve o diez.

-vamos Blaze...- el erizo dejó su portafolios en el suelo y aflojó su corbata- sabes que ese metro los viernes es un infierno...

-Hmph- bufó, no creía ni una palabra de su esposo- al cuarto, ahora...- allí iba a iniciar su protocolo para comprobar que su pareja no le fuera infiel.

El cobalto fue al cuarto, mientras se quitaba su camisa y zapatos, las felina olía delicadamente su cuello y pecho en busca de algún rastro de otra mujer, después reviso los labios del erizo en busca de algún lápiz labial, notando un pequeño rastro morado rojizo en los labios de este.

-¿Y esto?- jaló la mejilla del erizo, la sola idea de que otra haya besado a su marido hace que su sangre hierba.

-tome un jugo de mora en mi almuerzho- sacó el envase de dicha bebida, la felina dejó sus mejillas y siguió con su pecho, desabrochando la camisa rápidamente- Blaze...- dijo algo incómodo al sentir el como esas suaves manos recorrían su pecho en busca de alguna marca- esto es innecesario.

-No lo es, debo asegurarme de que ninguna te este poniendo un dedo encima a mi hombre...- quito del todo la camisa, revisando la espalda del erizo en busca de algún rasguño o similar.

-...- el erizo mantuvo el silencio, no quería iniciar otra discusión con está, pero su ley del hielo se vio destruida cuando la gata se arrodilló frente a él y empezó a desabrochar su cinturón- ¿¡Y-Y tú qué crees que haces!?- quito las manos de la gata.

-no hace falta que te estén haciendo favores esas secretarias tuyas...- iba a seguir, pero el cobalto la alzó y la puso en la cama, sujetando sus muñecas.

-¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Acaso crees que soy tan poco hombre como para engañarte?! ¡¿Dudas del hombre con el que te casaste?!- dijo enojado.

-...- la gata miró a otro lado, sus ojos se humedecieron, hasta ahora había caído en cuenta de los extremos que estaba llegando- yo... es que... siento que lo tienes tan fácil para dejarme...- el erizo suavizó su ceño y soltó a la gata- desde la preparatoria, has sido el hombre perfecto para mí... Al punto en que me hayas elegido de entre todas las chicas que estaban disponibles en ese momento... Me hace dudar si estas feliz conmigo...- bajo sus orejas, no se atrevía a ver al cobalto a los ojos.

One-shots (sonaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora