Capítulo 10

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[Día 1]

La sala donde los mentores de los Distritos compartían era amplia, Draco sería el que se quedaría con madre el primer día de los Juegos.

Cuando madre llegó, todos voltearon a verla y saludarla cordialmente. Wiress Plummer, la ganadora del año pasado, saludó nerviosamente .

—Hola querida — sonrió madre tomando las manos de la chica que no pasaba de los diecisiete — ¿Cómo has estado?

—Bien, Madame Snow — contestó Plummer — Nerviosa por los chicos.

—Entiendo — asintió madre para luego verlo — Ya conoce a mi hijo Draconis.

—Un gusto — saludó nerviosa Plummer.

—El gusto es mío, señorita Plummer — saludó Draco.

Luego se acercó Beetee Latier saludando a madre, ella le sonrió y preguntó cómo ha estado. Él empezó a contarle algo de quedarse en el Capitolio trabajando en unos inventos que el gobierno necesitaba.

Saludaron a otros Vencedores hasta que llegaron al asiento donde estaba la señora Mags.

—Mags querida — saludó madre con besos al aire a su amiga. Luego Draco saludó a la señora Mags quien le sonrió.

Los tres se sentaron en el sillón que daba frente a una gran pantalla donde estaba Caesar y su compañero hablando de las sesiones privadas de los tributos

—Ya pedí el té para nosotras — sonrió la señora Mags — En quince minutos comienzan los Juegos.

Un Avox llegó con una gran charola de plata con tazas de té, cubitos de azúcar y una tetera de porcelana blanca, al lado estaba otro Avox con una bandeja con bocadillos salados y dulces.

—Gracias — dijo madre a los Avox.

Draco siempre se preguntó porque su madre les agradecía cuando los Avox no eran más que esclavos del Capitolio.

Madre y la señora Mags se sirvieron el té para luego preguntarle si él quería una taza, Draco negó ya que no le gustaba mucho el té, pero sí le encantaba los bocadillos.

Cuando los quince minutos terminaron, los cuarenta y ocho tributos subieron por las escotillas, mostrando un paisaje amplio, verde y floreciente. El contador empezó desde quince hacia atrás.

—Es demasiado hermoso ese campo — dijo un Mentor del Cinco.

—Debe ser alguna clase de trampa — agregó la Mentora del Dos.

Draco sintió una suave mano tomar la suya, bajó un poco la mirada para ver cómo su madre había entrelazado su mano con la suya, un hábito que tenía desde que él la empezó a acompañar en el primer día de los Juegos.

El Gong que marcaba inicio a los Juegos sonó pero los tributos se quedaron en sus puestos viendo todo alrededor, pero el tributo de su madre, Haymitch Abernathy no se maravilló por el paisaje y corrió rápido a la Cornucopia, agarrando una mochila y un cuchillo, segundos después todos los tributos corrieron hacia el lugar por suministros y armas.

Abernathy rápidamente se adentro a los bosques mientras el baño de sangre comenzó.

Draco miró como su madre baja la mirada, evitando ver la pantalla, con su vista puesta en las manos de ambos, para reconfortar le acarició los nudillos.

El sonido de varios cañones se escucharon a la par que los tributos caían en la matanza que siempre se daba en la Cornucopia.

Cuando todo acabó, de los Cuarenta y ocho tributos, dieciocho murieron en los primeros minutos.

Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora