Capítulo 24

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Selena disfruto el rostro de sorpresa de Octavian luego de bajar al escenario estuvo cara a cara con la Primera Dama y su hijo Draconis Snow.

—Madame Snow — dijo Selena con en tono respetuoso — Permita desearle un feliz cumpleaños. Y que siga teniendo hermosos años más.

—Es muy amable, señorita Selena — sonrió la Primera Dama — Y debo decir que quedé muy impresionada con usted.

Selena sintió sus mejillas calientes ante el halago de la Primera Dama.

Que mujer más dulce.

¿Cómo alguien así pudo haber dado a luz a un hombre tan frío y posesivo como Octavian Snow?

—Su voz, es única — siguió hablando Madame Snow. — Ni en mi juventud hubiera logrado llegar a la nota que usted llegó.

Selena abrió ligeramente los ojos.

Escuchó por años a los visitantes de El Bacanal halagar su voz, pero siempre lo hacían con algunos tragos de más, pero está en frente de la mujer más importante de Panem halagandola.

—Yo... gracias — dijo Selena — Yo... Wow. Enserio, me halaga mucho.

—¿Y solo canta? — preguntó Madame Snow. —¿Algún instrumento en particular?

—Si, yo también escribo canciones, pero hasta el momento solo mis diarios son testigos de las canciones — contestó Selena.

—Oh diarios — sonrió Madame Snow — Me recuerdas un poco a mi, cuando era joven.

Selena parpadeó, vio como el menor de los Snow miró a su madre por unos momentos antes de ver a Selena.

—También tocó el saxofón — continuó explicando Selena — Pero soy de canto más que el instrumento.

—Vaya, el saxofón — sonrió Madame Snow — Yo le soy a la guitarra. Mi padre me enseñó a tocar la guitarra desde casi una bebé.

—Fue mi madre quien me enseñó a tocar el saxofón — sonrió Selena.

—Eres una chica encantadora — dijo Madame Snow — ¿Como una voz como la tuya no está en el Conservatorio de Música del Capitolio?

—No he tenido la oportunidad de aplicar — trató de evitar el tema Selena. — Yo trabajo como cantante principal en un bar de lujo.

Su apellido había sido arrebatado hace mucho cuando condenaron a su padre como un Avox y vivía en la parte nocturna del Capitolio.

—Mmmm — murmuró la Madame Snow como si estuviera murmurando.

Selena vio como Octavian se acercó a ellas con el ceño fruncido. Selena colocó su más brillante sonrisa cuando su amante llegó hacia ellos.

—Madre — Octavian se acercó a su madre y le dio un suave besó en el gris cabello de la Primera Dama.

—Oh Tavvy — sonrió Madame Snow y Selena evitó sonreír ligeramente burlona ante el apodo cariñoso de Octavian — Te presentó a la señorita Selena. Señorita Selena, mi segundo, Octavian Snow.

Selena miró a Octavian con una sonrisa, luciendo esas sonrisas a los hombres que pagaban por escucharla cantar.

—Es un gusto conocerlo, Mayor General Snow — dijo Selena.

—Muchas gracias — contestó Octavian con naturalidad, pero Selena sabía que en fondo debía estar ardiendo de rabia.

El nunca la sacaría más allá de las paredes de su departamento o el camerino privado en El Bacanal.

Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora