Capítulo 23

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Karone saludó a algunos invitados entre ellos a la tía Clemensia.

—Luces espectacular, querida — dijo tía Clemi — ¿De nuevo regresaste al lacio?

—Ya me aburrieron los rizos — sonrió Karone tocándose su cabello liso.

—¿Y tu madre?

—Con la señora Mags — contestó Karone.

—Bueno, iré a buscarla — respondió tía Clemi — Por cierto, tu hija cada día está más grande y linda. Me recuerda mucho a ti a su edad.

—Gracias tía – sonrió ella — Venus es mi mayor orgullo.

La tía Clemensia le devolvió la sonrisa y se despidió de ella para buscar a madre. Karone recorrió el salón, en una esquina vio a Andros con Juniper, los dos parecían estar conversando con otro miembro de los Vigilantes.

Andros tenía una expresión que indicaba que algo está sucediendo. Con los años y siendo la mayor podía leer con claridad el rostro de sus hermanos menores, y esa expresión de Andros indicaba que algo pasaba.

Karone tomó otra copa de una de las bandejas que un Avox tenía y dejó de pensar en las preocupaciones de Andros. No sabía si era algo del trabajo o personal, pero tarde o temprano lo iba a averiguar.

Pasó cerca de su esposo y juguetona deslizó su mano por el cuello de Sebastian, cuando él se giró, Karone le guiñó un ojo antes de continuar en la búsqueda de Venus.

Se acercó a la mesa de postres, la debilidad de su hija pero no estaba. Se acercó a un grupo de personas, entre ellos Octavian y Calliope pero Venus no estaba con ellos.

Karone empezó a sentirse algo ansiosa con mucha alrededor, una sensación que poco le agradaba. Siguió y se topó con su padre.

—¿Has visto a Venus? — le preguntó tratando de no sonar preocupada — Ya pasó su hora de dormir.

—Debe estar en los jardines molestando a los cisnes del estanque — contestó padre.

Karone quiso darse una palmada en la frente. Por supuesto, no había pensado en los condenados cisnes. Karone salió del salón por el gran portón de cristal y con cuidado alzó la falda de su vestido rojo.

Los jardines estaban iluminados con luz celeste tune, no había personas en los jardines y ella caminó en silencio hasta el estanque de los cisnes. Karone Snow frunció el ceño al ver a Venus sentada en la hierba y a su lado Haymitch Abernathy, en medio de los dos estaba una bandeja llena de postres.

El chico estaba tocando su armónica mientras Venus lo observaba con una gran sonrisa.

—Venus Rubí Cardew — dijo Karone llamando la atención de su hija y el Vencedor.

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Haymitch dejó caer su armónica cuando alguien con voz gélida llamó a Venus.

Luciendo un vestido sin mangas rojo con una abertura que dejaba ver tela blanca, Karone Snow se alzaba como una figura imponente. Su cabello rubio y liso caía por su espalda y aretes de rubí colgaban de sus orejas mientras una serpiente de plata se enroscaba por su cuello como un collar.

Una Snow de pies a cabeza.

"Esos niños no son nada Covey" le dijo la señora Everdeen "Lucy Gray dio a luz a cuatro serpientes Snow"

—Hola mami — saludó Venus sin inmutarse ante la autoritaria figura frente a ellos.

—Venus, ya pasó tu hora de dormir — dijo Karone Snow con los brazos cruzados.

Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora