Capítulo 35

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Peeta y Katniss fueron llevados al Centro de Entrenamiento en el subsuelo del Edificio.

Haymitch y Madame Snow les sugirieron que podrían encontrar alianzas pero sobre todo, que no consiguieran enemigos.

—Mantengan vigilados a los profesionales del Uno y Dos — les dijo Haymitch en el ascensor — Katniss, no practiques con tu arco.

—¿Por qué? — preguntó ella con seriedad.

—Guarda todo para la Arena — explicó Haymitch — Así tendrás una ventaja sobre los demás. Y Peeta... cual sea tu fuerte no lo hagas ver.

Katniss se tocó la trenza.

Madame Snow le trenzó el cabello diciendo : "Las trenzas atrapan toda la negatividad y al soltarse al final del día simplemente desaparecen"

Katniss se mordió el labio recordando que su padre siempre decía lo mismo. A él le encantaba trenzar el cabello de Prim y ella, siempre silbaba imitando el sonido de pajaritos.

Al llegar ya estaban los demás tributos. Los chicos con el Uno y Dos estaban agrupados en una esquina, susurrando entre ellos, alzaron sus vistas para verla a ella y luego a Peeta, un segundo después regresaron a lo suyo.

Katniss miró hacia el palco, muchas personas estaban reunidas. Su vista se fijó rápidamente en un chico joven con traje de militar, tenía los brazos cruzados sobre su pecho, por alguna extraña razón pensó en él como un chico de La Veta por su tez morena y ojos oscuros, a su vez le recordó a Madame Snow.

La instructora les dio las pautas.

Tendrán ejercicios programados obligatorios y el tiempo restante podrían entrenar por su cuenta.

Katniss se arrinconó a un lado tejiendo redes, con doble nudo como su padre le enseñó. Recordando las palabras de Haymitch ni siquiera se acercó a la sección de tiro con arco, en su lugar estaban Glimmer, la profesional del Uno, haciendo alarde su puntería con el arco.

De los cincos blancos, la rubia solo le dio a dos en el centro de la diana.

Katniss vio a todos, con su vista de cazadora. Los profesionales del Uno y Dos hacían alarde de sus años de entrenamiento mientras que la pelirroja del Cinco estaba en la sala clasificando las plantas.

En estos momentos agradecía los paseos en el bosque con su padre, siempre explicando que tipo de plantas eran seguras y cuales eran mortales.

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Crassus vio el mensaje de su teléfono.

"Entre Everdeen y Mellark, ella tiene más posibilidades en la Arena. Tiene la orden no demostrar su potencial en el entrenamiento"

Abernathy le escribió, Crassus meditó si debía quedarse viendo el entrenamiento o ir al piso Doce para estar con su abuela y Neron.

Alguien tocó su hombro, Crassus se giró para ver a su primo Thadeus y su novia Stevie.

—¿Qué tal todo? — preguntó Thadeus viendo a los tributos de la abuela.

—Ella haciendo redes y él mirando todo a su alrededor — contestó Crassus.

Thadeus tarareó una melodía a su lado observando a Mellark y Everdeen. Desde la cosecha desde las sombras los rebeldes tenían su vista puesta en Katniss Everdeen, su consola vieja de videojuegos captaba señales desde el Trece.

Crassus miró hacia el techo, la tributo del Once estaba oculta en las redes colgada viendo a todo mundo con una pequeña sonrisa.

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Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora