Capítulo 34

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Apenas amaneció Katniss se quedó mirando al techo de su cuarto por algunos minutos antes de ponerse en pie y alistarse.

Cuando salió de su habitación, Haymitch estaba apoyado en la pared frente a su puerta.

—Buenos días Katniss — la saludó.

—Buenos días — le devolvió el saludo. Katniss notó su expresión seria — ¿Qué sucede?

—Hoy vas a conocer a Madame Snow.

—Lo sé, es mi mentora — contestó Katniss — Es su deber.

—Eso no es lo que quiero decir — negó con la cabeza — Tu sabes bien que no puedes mención...

—Mencionar que estamos familiarizadas — fue cortante Katniss.

—Ella no se avergüenza de su familia, pero los Snow...

Katniss asintió con la cabeza.

Los dos fueron al comedor y Katniss rápidamente vio a un hombre vestido de negro con gafas negras, parecía un guardaespalda. En los sillones estaba Cinna sonriendo y a su lado estaba la Primera Dama Snow riendo por algo.

—¡Katniss! — saludó Cinna cuando la vio.

Madame Snow dejó de reír y se puso de pie para verla.

Katniss la observó detenidamente. Elegante como toda la vida la ha visto por las pantallas, nada extravagante como los demás del Capitolio.

Ese día llevaba una falda de lápiz de color café, una simple blusa blanca y un largo cardigan de color beige. Las únicas joyas que vio eran sus aretes de perla y el brillante anillo en su mano.

Antes que Katniss pudiera reaccionar, Madame Snow la abrazó. Katniss se erizó como un gato ante la sensación de ser abrazada por alguien que no sea Prim.

—Madre — dijo una mujer también sentada en el sillón. Era rubia y con ojos azules, no parecía pasar de los cincuenta.

Madame Snow se separó de Katniss y le dedicó una sonrisa.

—Es un gusto poder conocerte, Katniss Sienna — dijo Madame Snow tomando delicadamente las manos de Katniss. Eran suaves y con una sencilla manicura impecable.

—Solo Katniss — contestó Katniss nerviosa. Comparó sus propias manos, eran callosas por su hábito de cazar y sus uñas mordisqueadas.

—¿Solo Katniss? — Katniss asintió ante la pregunta de Madame Snow — Oh bueno, es una pena. Sienna es un lindo nombre, como el color del atardecer en otoño.

Sin decir fueron hacia la terraza donde se había preparado una elegante pero pequeña mesa para el desayuno. La mujer que llamó madre se sentó en la mesa con ellas.

—Katniss te presento a mi hija mayor — la presentó Madame Snow — Karone Snow.

—Un gusto, señorita Everdeen — saludo con seriedad Karone Snow.

Una Avox quiso servir té, pero Madame Snow negó con la cabeza y le pidió que se retirara. Fue Madame Snow quien sirvió el té para las tres, Katniss colocó un cubo de azúcar a su taza.

Katniss bebió un sorbo cuando se dio cuenta de la mirada de tristeza en la Primera Dama.

—¿Tengo algo en el rostro? — preguntó Katniss.

—No, es solo..... es bueno volver a ver un poco de Barb Azure en tí, querida — sonrió con tristeza.

—¿Su prima, verdad?

—Si — sonrió ampliamente — Tu cabello es igual de oscuro que el de ella. Y tu rostro, hay cosas que me recuerdan a mi prima mayor.

Katniss miró de reojo a Karone Snow, sus azules ojos parecían observar detenidamente.

Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora