Capítulo 42

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Draco le sirvió un plato de avena con fritas a su madre.

Ya cayó la noche y Abernathy era quien se quedaba en la sala de mentores mientras madre se iba a descansar a casa.

Fue Abernathy quien propuso ese relevo alegando la edad de madre.

"Es una mujer adulta, debe descansar adecuadamente" fueron las palabras de Abernathy hace diez años atrás, pero Draco sospecha que aprovechaba la ausencia de madre para beberse copas de más sin la mirada de tristeza de la primera Dama

Madre estaba en frente de la pantalla del departamento de Draco, observando lo que mostraban las cámaras.

Mellark había utilizado el follaje y el barro para camuflarse en medio del bosque mientras los profesionales habían atraído a su alianza a Helio Ram, el único tributos del Tres que aún seguía con vida.

—¿Estás bien, mamá? — preguntó Draco con una lata de cerveza en sus manos mientras se sentaba junto a ella.

—Si — asintió con la cabeza — Solo que ver a Katniss Sienna me recuerda mucho a Barb Azure y a la vez un poco a mi.... Se ve que es una buena hermana mayor.

Draco miró a la pantalla.

Everdeen había ajustado con fuerza su bolsa de dormir y a la pequeña tributo del Once, las dos sobre una gran rama. Se notaba que estaba acostumbrada a dormir junto a una niña pequeña por la forma en sus brazos se aferraban a la delgada figura de Stenberg.

—¿Alguna vez te dije que tu fuiste el bebé que me hizo darme cuenta que estaba a salvo?

La pregunta lanzada por madre lo tomó por sorpresa, ella casi nunca hablaba de cosas tristes.

—¿A salvo?

Como Draco cuidaba de madre, la presencia de la asistente de su madre no era necesaria.

—Mi madre tenía treinta y seis años cuando murió — empezó a contar — Me acordé que los últimos recuerdos que tengo de ella frotando su vientre plano y como el Covey la cuidaba. Con la madurez y la maternidad me di cuenta que estaba embarazada. Luego de mis Juegos, de mi boda con tu padre y el nacimiento de tus hermanos aun tenía esa sensación de estar dentro de la Arena.

Ella pausó un momento y bebió un poco de su té de vainilla.

—... yo tenía treinta y seis cuando te di a luz, Draconis — le sonrió levemente — Mi cuarto hijo. En el momento que te pusieron en mis brazos, me di cuenta. Tenía la edad de mi madre y tuve a ese cuatro bebé que nunca llegó. Fue en ese instante que me di cuenta que estaba a salvo y jamás sería arrojada de nuevo a una Arena.

Ella colocó su mano en la mejilla.

—Mi dulce niño....

Draco besó la frente de su madre.

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Venus se quedó con Haymitch en la sala de mentores.

Las pantallas mostraban diferentes tributos, Katniss y Rue estaban encima de un árbol observando el cielo.

—.... ¿Y cómo es él? — preguntó la pequeña Rue.

¿Él? — respondió Katniss.

El chico de tu distrito — señaló la pequeña del Once. — ¿Y cómo es él?

Es... amable — sonrió levemente Katniss — Y es fuerte... está en el equipo de lucha de la escuela.

¿Y ya lo besaste? — preguntó Rue.

Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora