Capítulo 33

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Cuando llegaron al Capitolio, Peeta vio por la ventana a la gente del Capitolio.

Peeta sonrió y empezó a saludar por la ventana.

—El chico listo — escuchó a Haymitch detrás de él.

Peeta se giró y vio a Katniss con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Él de sonreír al ver la expresión de Katniss, ella se marchó guiada por Venus Cardew.

Los dos permanecieron en silencio mientras eran llevados en un vehículo hacia donde estarían hospedados. Suponía que los preparan para el desfile, Haymitch dijo que hace unos veinte años y cambiaron el cronograma, por lo que primero sería el desfile de Tributos.

Llegaron hasta el centro de preparación donde Peeta se sirvió más tocado que masa de pan.

—Hola Peeta — dijo una mujer de cabello rojo y labios negros, ella extendió su mano — Soy Portia, seré tu estilista en los Juegos.

—Un gusto — aceptó el saludo Peeta.

Portia le sostuvo la barbilla con sus delgados dedos y manicura perfecta. Observó su rostro detenidamente, viendo cada detalle para luego sonreír.

—Que lindo eres — le revolvió el cabello — Estoy segura que rompiste corazones en tu Distrito.

Peeta se sonrojó. Portia avanzo hasta donde estaba una Madiola negra, ella bajo el cierre revelando un traje negro.

—¿Sin ropa de minero?— preguntó Peeta.

Cada año, los estilistas del Doce proponen algo alusivo a la Minería, pero a pesar del estilismo, los tributos del Doce ( los que pasaban del baño de sangre en la Cornucopia) eran los que mejores patrocinadores tenían por el hecho de seguro ellos querían el favor de la Primera Dama.

—Cinna tenía una mejor idea — sonrió Portia sacando el traje de la Madiola para luego pasarlo a Peeta — Cuando nos reunamos con tu compañera.

Portia le dio privacidad mientras se vestía, luego entró con un peine y crema de peinar. Ella contenta hablaba de Madame Snow y que ella fue que escogió a Cinna y a Portia para ellos.

—Es una mujer agradable.. — dijo sonriendo — Y la Vencedora de mayor de edad. Si las cuentas no me fallan ella conoció un mundo antes de los Juegos.

Peeta pareció escuchar esas últimas palabras como una esperanza.

Un mundo sin los Juegos.

Luego de ser peinado, fue llevado hasta donde estaban Cinna y Katniss. También estaban los otros tributos siendo preparados.

Los del Uno y Dos lucían brillantes, con una sonrisa presuntuosa en sus rostros.

Peeta observó a Katniss, su rostro, sus ojos estaban delineados de negris y sus labios parecían tener un suave brillo. Seguía viéndose como Katniss, pero mucho más linda.

—No es fuego real— les empezó a explicar Cinna mientras sostenía un encendedor en sus manos — Los trajes están hechos para que no sientan nada.

—Yo lo veo muy real — dijo Peeta tratando de sonar valiente.

—Pues, esa es la idea — contestó Cinna para luego acercarse a Katniss —¿Están listos? — la miró por un segundo — No tengas miedo.

—No tengo miedo — respondió firme Katniss.

Katniss y Peeta se subieron a su carro tirado por caballos. Escucharon a la multitud vitorear a la vez que avanzaban los demás tributos.

Cinna le prendió fuego a sus trajes justo segundos antes de salir.

Él tenía razón, no sentía nada de calor, pero las llamas los envolvieron rápidamente.

Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora