Capítulo 39

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[ Día 1 ]

Crassus recogió la alianza de matrimonio que se había caído del dedo de su abuela.

—Abuela— Crassus la llamó, ella abandonó su vista de la gran pantalla.

—¿Crassus?

—Tu anillo de boda, abuela.

—Oh gracias querido — su abuela tomó el anillo y se lo colocó en su dedo — Estaba concentrada en Katniss Sienna que no me di cuenta que se me había caído.

Ella regresó su vista a la pantalla dividida, en específico a la parte en que mostraban a su tributo.

Katniss Everdeen no dejo de correr, adentrándose aún más al bosque. Crassus se dio cuenta rápidamente de su plan.

Mantenerse aislada lo más posible del grupo de Profesionales. Corrió muy rápido, como si el bosque fuera una extensión de ella misma, hasta que todos notaron la figura de un hombre, lo que llevó a Katniss Everdeen a desconcentrarse y caer rodando por una pequeña quebrada.

Crassus hizo una mueca al ver como Katniss rodaba por el suelo del bosque. Al caer al piso, se levantó casi al segundo siguiente y siguió corriendo por el bosque.

—Vaya su chica, Madame Snow — dijo Chaff detrás de ellos — Cualquier otro tributo se habría quedado ahí tirado como un saco de maíz, pero su chica — sonrió — Esa chica es asombrosa.

—Si — contestó la abuela Lucy Gray esperanzada — Ella lo es.

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Katniss dejó de correr cuando sus instintos le dijeron que estaba a salvo, por el momento.

Podía sentir su pecho latir fuertemente y la espalda dolerle por la caída que tuvo en la pequeña quebrada.

Con tranquilidad, pero alerta, se sentó en una gran roca para revisar el contenido de la mochila que logró recoger.

Lo primero era el cuchillo con el que casi Clove la mata en la Cornucopia, el contenido de la mochila parece prometedor y Katniss cree que puede sacarle provecho.

Hay una soga de aproximadamente un metro, luego una cantimplora metálica, vacía pero ella podría buscar agua con facilidad. Un impermeable, alambre, cerillas para hacer una fogata.

Lo único que no pareció encontrarle una lógica eran unos lentes oscuros.

Katniss escuchó el sonido de los cañones, supuso que era el conteo de los tributos caídos en la Cornucopia, contó once cañones, lo que significa que aún quedan trece de ellos con vida.

Sin perder el tiempo, guardó todo de nuevo en su mochila. Recorrió el bosque, tocó el musgo y la tierra, si se sentía un poco de humedad significaba que estaba cerca de una fuente de agua.

Podría mantenerse sin comer un buen rato, pero era vital que se mantuviera hidratada. Encontró un pequeño arroyo, primero remojo una hoja de color verde. Recordando la arena de los Juegos de Haymitch donde todo era venoso, primero probó si esta agua era apta para el consumo humano.

Al ver la hoja flotar y no marchitase, Katniss recogió agua entre sus manos y dio un gran sorbo. Con un poco más se remojó el rostro para sentir la frescura en su piel y quitar un poco el calor que estaba sintiendo para al final recoger agua.

Con su cuchillo en mano, recogió una rama y la empezó a tallar, con la punta filosa para ser utilizada en la caza. Recordando las enseñanzas en trampa para presas pequeñas que Gale le enseñó en estos años.

Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora