Flashback VIII

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[Luego de los Décimos Juegos del Hambre]

Billy Taupe miró a Lucy Gray.

Los dos se miraron unos a los otros dentro de la caravana. Él le pidió que se vieran en la caravana, ella tenía un vestido color perla ligero y con el cabello suelto.

—¿De que querías hablar, Billy Taupe?

—Quiero dejar a Mayfair

Billy Taupe lo decía en serio. Mayfair era demasiado exigente, demasiado caprichosa, muy al contrario a Lucy Gray que era más relajada.

En serio la extrañaba.

La cotidianidad, de ella practicando con la guitarra y su canto en las mañanas. Extrañaba regresar con el Covey, Mayfair no era prudente al momento de hablar con desdén de su familia.

—Estás loco — contestó Lucy Gray con el ceño fruncido — ¿Quieres dejar a Mayfair para regresar conmigo?

—Si — respondió con seriedad Billy Taupe — Regresaste a casa. Podemos esperar un año más para tu cumpleaños dieciocho, ese mismo día podemos ir al Edificio de Justicia y casarnos.

Billy Taupe se imaginó a Lucy Gray con el cabello de flores salvajes. Sabía que a las parejas casadas se les asignaba una casa, podrían hacer la ceremonia de La Tostada en la chimenea.

—...podemos juntos guiar al Covey — siguió explicando Billy Taupe sus manos rápidamente fueron a parar a la cintura de Lucy Gray, acercó su rostro al de ella — como lo hicieron tus padres antes de la masacre. Con los chicos podemos mantener viva la tradición de nuestra familia.

Un segundo después sintió un ardor en su mejilla, Billy Taupe vio como la mano de Lucy Gray estaba alzada por el bofetón que le dio.

—No te atrevas a compararnos con mis padres — dijo seriamente Lucy Gray — Mi padre jamás le habría hecho a mi madre lo que tu me hiciste. Tu lo sabes, Billy Taupe, la confianza es el pilar de mi moral.

—Se que fui un idiota, pero dame otra oportunidad.

—¡Mayfair Lipp logró convencer a su padre que me enviara los Juegos! — le gritó Lucy Gray con los ojos llorosos —Tuve que matar gente, Billy Taupe. Por culpa de ella las pesadillas me ahogan y mis manos manchadas de sangre.

Ella lloró silenciosamente, las lágrimas bajaron por sus morenas mejillas.

—La voy a dejar, para estar contigo

—Ya no eres nada para mi, Billy Taupe — dijo Lucy Gray — Ya no tienes cabida en mi corazón.

—¿Ahora lo ocupa el chico bonito del Capitolio? — preguntó mordazmente Billy Taupe.

Había visto al sujeto. Con la mirada de soberbia hacia el mundo y hambre hacia Lucy Gray.

—¿Y qué si ahora Coriolanus Snow es mi amante?

—No te conviene, Lucy Gray.

—No lo conoces, Billy Taupe — fue mordaz ella — Él fue mi mentor en los Juegos. Por él es que regrese a casa, me salvó de esa arena mientras tu fuiste la razón por la que entre en primer lugar a esa arena.

—No es un buen hombre, Lucy Gray — dijo Billy Taupe —¿Crees que te volverá su esposa? ¿Qué se casara con una chica de Distrito cuando todos en el Capitolio piensas que nosotros no más que meros animales y esclavos para sus comodidades? Recuerda Lucy Gray, es el enemigo.

Lucy Gray lo miró y señaló la puerta de la caravana.

—Lárgate, Billy Taupe — ella lo miró molesta — Ya no hay nada de qué hablar.

Un Sinsajo EnjauladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora