7.Manolo

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–Irene, Carla. Os tengo que decir algo.

–¿Qué pasa?

–Mediante una aplicación de citas he conseguido una nueva pareja. Se llama Manolo.

No nos podíamos creer lo que nuestra madre acababa de decirnos.

–¿Un nuevo papá? –preguntó la niña de 4 años que tenía a mi derecha.

–Algo así.

Son muchos los casos de padrastros que abusan de los hijos de sus parejas. No me gustó la idea.

–Irene, no me mires de esa forma. Eras tú la que me dijiste el otro día que me volviera a casar.

En algo tenía razón.

Era sábado. Las dos semanas de pandemia se habían acabado. Me daba pena tener que volver a clases presenciales el lunes.

Ojalá el COVID-19 aumentara y estuviéramos más tiempo en casa encerrados.

"Tras estos 15 días de pandemia, el virus ha ido aumentando. Nos vemos obligados a aumentar los días de cuarentena. Dos semanas más."

–¡¿QUÉÉÉÉÉÉÉ?! ¡QUÉ TERRORRR! ¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar para conocer a Manolo?

–Lo quieres conocer tú. Nosotras no.

–Pero tarde o temprano lo acabaréis haciendo. Bueno, va. Calla que quiero seguir viendo la tele.

"15 días más de confinamiento. Pero se podrá salir con precauciones y mascarillas."

Mamá chilló de alegría.

–¡PODREMOS IR A VER A MANOLO! ¡MI QUERIDO MANOLO!

Me daba cringe verla tan feliz.

Una semana de clases online y deberes. Muchos deberes.

–¡Poneros las mascarillas! ¡Que nos vamos! –exclamó mi madre.

–¿Cómo se pone una mascarilla? –pregunté.

–Hazlo tú sola, tendrías que saber.

–¿Cómo se pone una mascarilla? –preguntó mi hermana.

–Ya te la pongo yo.

Creo que se nota el favoritismo en esta familia. Cuando salimos de casa, me di cuenta de que me dejé el móvil en casa. Pero no quise decirle nada a mi madre; tampoco le di mucha importancia.

La casa de Manolo estaba cerca de la mía. Mi madre estaba obsesionada con ir en coche a su casa.

Una vez que llegamos, mi madre comentó:

–¿Hacía falta ir en coche? ¡Si vivimos cerca!

Llamamos al timbre y Manolo no tardó en abrir.

Su casa era bonita. El techo era blanco y las paredes de color azul clarito. En la entrada tenía un mueble de aproximadamente un metro, encima del cual había un jarrón con flores.

–¡Amor mío! –exclamó el señor barbudo.

–¡Manolo!

Mi hermana y yo nos miramos expresando el asco que sentíamos al ver cómo se besaban.

–Pasad, pasad. Vamos al salón.

Pasamos al salón. El sofá era grande y llamativo. Era rojo neón y enorme.

–¿Quiénes son estas chicas tan guapas?

–Irene y Carla –respondió mi madre como si no supiéramos hablar. –¿Nos podemos quitar la mascarilla en tu casa, cariño?

Mi querida amiga Alexa [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora